Iquitos, una ciudad enriquecida por la selva
Enclavada
en medio de una inmensa extensión de selva en medio de la Amazonia, Iquitos se
ha convertido en la quinta ciudad más grande de Perú. Situada al borde del río Itaya
en su confluencia con el río Amazonas, la ciudad nació en el siglo XVIII como una
misión de los jesuitas en el área poblada por indios iquito y poco a poco fue
creciendo, especialmente a partir de 1880 con la llegada de la Fiebre del
Caucho, durante la cual Iquitos fue uno de los grandes centros productivos y de
distribución junto a Manaos, en Brasil.
Todavía
se conserva gran parte del patrimonio arquitectónico construido gracias al
dinero generado por el caucho. Uno de sus mayores ejemplos es el antiguo Hotel
Palace, construido en 1912 como el primer hotel de lujo del Perú, y su fachada
esquinera, con decoraciones Art Nouveau y paredes forradas de azulejos de
Málaga, lo convierten también en uno de los más bonitos. Uno de los edificios
más singulares de esa época es la Casa de Fierro, de 1890, una construcción de
acero y yeso prefabricada en Bélgica y diseñada por Gustav Eiffel que fue
trasladada a través del Atlántico y remontando el Amazonas hasta su destino
final, en la confluencia de las avenidas Próspero y Putumayo, junto a la Plaza
de Armas que define el corazón de Iquitos. Por aquí paseó Carlos Fermín
Fitzcarrald, uno de los hombres más sorprendentes que dio la Fiebre del Caucho
y cuya biografía el director de cine Werner Herzog llevó a la gran pantalla
como “Fitzcarraldo” para retratar su obsesión de encontrar un paso entre las
cuencas del Ucayali y el Purús.
Iquitos, la puerta del Amazonas
El
Amazonas no sólo proporcionó caucho a los habitantes de Iquitos, sino también
toda una riqueza de plantas y animales que ya las tribus indígenas apreciaron
para comer. Aún se pueden ver hoy en el Mercado de Belén, junto al río, donde
se puede encontrar desde los peces más grandes que surcan las aguas marrones
del río hasta carne de cocodrilo, huevos de tortuga, frutos exóticos, cigarros
artesanos e incluso trozos de ayahuasca, la liana que utilizan los chamanes
para sus sanaciones. Aquí se encontrará la esencia del Amazonas en la ciudad, y
a través de sus gentes y el animado ambiente se puede empezar a conocer mejor
como es la vida en medio de la selva.
Más de 150 comunidades nativas de los
alrededores vienen al mercado a vender sus productos. Una de ellas, la de los
Yaguas, puede visitarse a solo media hora en barco desde el centro de Iquitos.
La pequeña comunidad vive aquí como si fuera la edad de piedra. Se visten con
tejidos de hierba y se pintan la cara con el fruto del achiote. Un tour por su
pueblo de chozas cubiertas de palmas trenzadas nos permitirá gozar de un
parlamento de su jefe, una demostración del arte de caza con sus largas
cerbatanas y un baile tradicional amenizado con tamboril y flauta de nariz.
Iquitos, una excursión por la selva
Pero
la experiencia más especial que se puede tener en Iquitos es la de adentrarse
en la selva, lejos del mundanal ruido que producen los cerca de cincuenta mil
motocarros que circulan por las calles de la ciudad. El mejor destino es la
Reserva Nacional Pacaya-Samiria, un área protegida de más de veinte mil
kilómetros cuadrados de selva inundada en la confluencia de los ríos Marañón i
Ucayali. Los tours suelen durar entre tres y cuatro días, en los que se
recorren infinidad de meandros de aguas tranquilas y casi transparentes,
observando delfines rosados y grises, pescando pirañas y distinguiendo en los
márgenes del río la presencia de caimanes, aves e incluso algún capibara
huidizo. El campamento en la selva suele ser sencillo, pero transporta al
visitante a una época en la que los humanos vivían en el paraíso vergel. Cerca
se escuchan los monos que gritan saltando de rama en rama; aquí y allá el guía
indica las plantas más comunes y sus usos medicinales; en el río, los peces
aparecen con solo chapotear en el agua... Aquí en la selva uno se descubre a sí
mismo entre el millar de especies que le rodean, y parece que no es necesario
nada más en la vida para ser feliz que los paseos diarios por el bosque húmedo,
el descanso vespertino en la hamaca junto al fuego o una cena de pescado recién
sacado del río…
Recomendaciones para Iquitos
Los recorridos por la selva de Pacaya-Samiria suelen salir de la
ciudad próxima de Nauta. Hay que confiar en empresas de prestigio para que la
embarcación y sobretodo los guías sean satisfactorios. La mejor compañía de
Iquitos es Jungle Explorer O.E.
Como una expedición por la selva amazónica no está exenta de
peligros, asegúrate de contar con un buen seguro de viajes vacacional como el de Avi Internacional.
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