Lujo,
historia y excentricidad rodeaban la vida privada de los aristócratas ingleses
en sus grandes mansiones y palacios hasta mediados del siglo XX. Entonces llegó la
necesidad y tuvieron que abrir sus puertas a un público deseoso de conocer su
interior para descubrir su glorioso pasado.
GRANDES MANSIONES Y PALACIOS DE INGLATERRA
Cuando
en 1949 Henry Frederick Thynne, Sexto Marqués de Bath, abrió la mansión
familiar de Longleat al público, fue
el primero de muchos aristócratas británicos que irían abriendo las puertas de
sus casas. La razón: el dinero. O, más bien, la falta de él. Tras la Segunda
Guerra Mundial se acabaron muchos de los privilegios de los terratenientes
británicos, y el coste de la vida se disparó. Las tierras ya no daban los
mismos beneficios de antes, la mano de obra era más cara y los propietarios de
las grandes mansiones tuvieron que buscar ingresos alternativos para poder
mantener el costoso estilo de vida y el mantenimiento de sus propiedades familiares.
Pero lo que los aristócratas perdieron en independencia, las clases bajas lo
ganaron en fascinación: por primera vez podían acceder a un mundo vedado para
ellos y pasearse por los cuidados jardines y elegantes salones de los palacios
y mansiones que sólo habían podido ver en algunas revistas de moda y estilo. La
apertura de puertas de Longleat fue
un éxito rotundo. La gente empezó a desplazarse a Wiltshire para visitar la
mansión y sentirse aristócratas por unas horas, regocijándose en el lujo
interior para salir de la sencillez de posguerra de sus hogares. Al Marqués de
Bath las cosas le fueron tan bien que decidió construir otra atracción aún más
atractiva y en 1966 abrió en sus jardines Longleat Park, que se convirtió en el
primer Parque Safari fuera de África del mundo y que, con sus más de 500
animales, es todavía hoy en día el que da los grandes beneficios con los que se
puede mantener la mansión ancestral del siglo XVI.
Otra
de las grandes mansiones británicas que abrió sus puertas para poder sobrevivir
fue Chatsworth House, la residencia
del Duque de Devonshire. Los antepasados del Duque actual ya tuvieron que
vender parte de su patrimonio (especialmente 25 incunables del taller de
William Caxton, el primer impresor en Inglaterra), y finalmente tuvieron que
abrir las puertas de su casa a los visitantes. Aun así, ni los beneficios de
las entradas o de las 62 granjas repartidas entre sus terrenos son suficientes
para mantener las más de 300 habitaciones de la mansión, sus jardines y los
tres pueblos que pertenecen a la finca de las últimas dieciséis generaciones de
la familia Cavendish. Es por ello que cada año se realizan también hasta
dieciséis eventos paralelos, como saltos de caballos o un festival floral, que
dejan una buena suma de ingresos. Los cottages que servían de residencia para
los trabajadores de las granjas también fueron adaptados como alquiler rural
para turistas y en los jardines y establos se realizan unas cuarenta bodas al
año, algunas de ellas ambientadas según la novela de Jane Austen Orgullo y Prejuicio, cuya adaptación de
2005 usó Chatsworth House como Pemberley, la residencia de Mr. Darcy.
Unas mansiones de cine
El
cine y la televisión han aprovechado muchas de las grandes mansiones señoriales
de Gran Bretaña para filmar en sus exteriores o interiores, y esta se ha
convertido en una de las bases de subsistencia para algunas de ellas, ya que no
sólo pagan un alquiler de uso sino que generan interés entre el público que las
quiere visitar después de haberlas visto en la televisión o el cine.
Una
de las casas señoriales inglesas que está más famosamente vinculada a una serie
de televisión es Castle Howard, cerca
de York, que sirvió como Brideshead
en la serie de TV protagonizada por Jeremy Irons, Brideshead Revisited. También sirvió de escenario para el Barry Lindon de Stanley Kubrick o Lady L con Sophia Loren, así que el cine
y la mansión están íntimamente ligados con la casa. Y no es de extrañar, porque
Castle Howard ha sido nombrada como
una de las mansiones históricas más elegantes de Gran Bretaña y, por lo tanto,
de las más fotogénicas. Horace Walpole, anticuario inglés que la visitó en 1772
escribió de ella que “nadie me había informado que de una sola mirada vería un
palacio, un pueblo, una ciudad fortificada, templos en colinas, bosques
druídicos, el más noble césped vallado por medio horizonte y un mausoleo que
tienta a ser enterrado vivo: en breve, he visto gigantescos palacios antes,
pero ninguno tan sublime”.
Castle Howard continúa siendo hoy en día la
residencia de la familia Howard, Condes de Carlisle, que ven en el turismo la
principal fuente de ingresos para el mantenimiento de la finca. No se puede
visitar toda la casa, ya que varias de sus 145 habitaciones fueron afectadas
por un fuego en 1940. Desde entonces, se reparó la cúpula central, pero hay un
ala de la casa de la que sólo queda la parte exterior. Afortunadamente, poco a
poco las visitas (más de 200.000 al año) y sobretodo el cine y la televisión
están ayudando a restaurar la mansión a su esplendor original: en 1981, Granada
Television transformó todo el Garden Hall para una escena con Jeremy Irons para
la serie de Brideshead Revisited, y
cuando en 2008 Miramax filmó la versión de cine en la misma mansión, los
productores arreglaron el High Saloon para rodar un par de escenas.
Varios
fans de la serie de TV y la película se cuentan entre los visitantes de Castle Howard, pero no es necesario
haberlas visto para que un paseo por las suntuosas habitaciones o el elegante
jardín dejen en uno una impresión de fascinación por un mundo de lujo de la
aristocracia británica que parecía llegar a su fin pero que aún se mantiene,
aunque tambaleante, gracias al público.
Viviendo en un palacio
Las
obras de Castle Howard empezaron en
1699, según los planos del arquitecto John Vanbrugh en estilo de barroco
inglés. Con la experiencia ganada en Castle
Howard, Vanbrugh empezaría a construir, en 1705, su obra maestra, designada
Patrimonio de la Humanidad en 1987: Blenheim
Palace, en Oxfordshire.
Construido
para John Churchill, Primer Duque de Marlborough, Blenheim Palace y sus terrenos fueron un regalo de la reina Ana
para agradecer los triunfos militares del Duque, que había vencido a los
franceses y bávaros en la Batalla de Blenheim, dentro de la Guerra de Sucesión
Española.
Con sus
187 habitaciones, el Palacio de Blenheim es una de las residencias privadas más
grandes del mundo, y la única en Inglaterra que lleva el título de Palacio a
parte de los Reales y Episcopales. Sus extensos jardines fueron remodelados por
Capability Brown en 1763, dotándolos de un efecto sorpresa cuando el visitante
se acerca al palacio y descubre, más allá del puente sobre el lago, la
magnífica silueta del edificio recortado en el cielo.
Los
inquilinos de Blenheim Palace también
fueron destacados miembros de la sociedad desde sus inicios. La esposa del
Primer Duque, Sarah Jennings, fue íntima amiga de la reina Ana. Y sus
descendientes ocuparon muchos de ellos las páginas de rumores de los
periódicos, especialmente cuando Consuelo Vanderbilt, una rica heredera del
ferrocarril americano, fue obligada por su madre a casarse con Charles
Spencer-Churchill, Noveno Duque de Marlborough. El matrimonio, aunque dio dos
hijos (uno de los cuales fue el Décimo Duque), fue anulado de mutuo acuerdo
años después. Fue un ejemplo más de la unión de intereses entre los títulos del
Viejo Mundo y el dinero del Nuevo Mundo, que permitió a algunas de las familias
aristocráticas casi arruinadas mantener sus propiedades. Ya lo había iniciado
años antes Consuelo Yznaga (una rica heredera de una plantación cubana, y
madrina de Consuelo Vanderbilt), casándose con el Octavo Duque de Manchester,
cuya unión Edith Wharton, conocedora de la familia, describiría en su novela
inacabada Los bucaneros.
Otro
de los personajes ineludiblemente ligados a Blenheim Palace es Winston
Churchill, el primer ministro británico, que nació en el palacio familiar en
1874, y cuyo abuelo fue el Séptimo Duque. Una de las habitaciones del palacio
todavía guarda algunos objetos personales de Churchill. A través de varios
tours el visitante profundiza en el conocimiento de la historia familiar de los
Duques de Marlborough y sus familiares, pero también de la vida diaria no solo
de la familia aristócrata, sino también de los sirvientes.
Y, como en todas las
otras mansiones de Inglaterra, uno se pregunta cuál era la vida más
interesante: si la de arriba en los grandes salones, o la de abajo, en las
cocinas y caballerizas...
Puedes escuchar las recomendaciones para visitar algunas Mansiones de Inglaterra que dimos en el programa que le dedicamos en La Buena Tarde de Radio Asturias:
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