¿Qué tienen en
común Johann Wolfgang von Goethe,
Friedrich Schiller y Franz Liszt? Estos tres genios de la
literatura y la música vivieron en Weimar, en Alemania. Y las casas donde lo
hicieron son ahora museos abiertos al público.
¿QUÉ VER EN WEIMAR?
La pequeña
población de Weimar, una localidad tranquila en el estado de Turingia, cerca de
Jena, no hubiera pasado a la historia si no hubiera sido gracias al mecenazgo
del duque Carlos Augusto de
Sajonia-Weimar-Eisenach, que atrajo a artistas, escritores, músicos e
intelectuales y convirtió Weimar en el principal centro cultural de la época.
Déspota ilustrado, el duque congregó alrededor de su corte a grandes nombres de
la cultura como los ya mencionados, además de Herder, Hummel, Wieland y muchos
más. Bajo su influencia, la cultura creció y se expandió a otras ciudades
próximas.
El legado cultural
de la llamada época de oro de Weimar puede verse aún en la ciudad y sigue
siendo la inspiración de los visitantes que pueden aprender de la historia de
sus protagonistas. Weimar tiene un centro histórico muy bien conservados, con
calles adoquinadas, casas de fachadas de colores y callejuelas serpenteantes y
plazuelas sombreadas con rincones tranquilos donde
sentarse a descansar.
Estos son algunos
de sus lugares con más interés:
Casa Museo de Johann Wolfgang von Goethe
Sin duda alguna el
más importante de los escritores residentes en Weimar, Goethe vivió en la
ciudad desde 1775 hasta su muerte, en una casa que le cedió el propio duque y
que se convirtió en uno de los focos culturales de la población cuando el autor
de Fausto invitaba a amigos y
conocidos para celebrar discusiones filosóficas y hablar de literatura en su
casa.
Fascinado por la
Grecia y Roma clásicas, Goethe llenó su casa de copias de estatuas, grabados e
incluso objetos arqueológicos de sus viajes por Italia.
Decía que su belleza e
historia le inspiraban para escribir, y quizá el mejor sitio para verlo sea el
escritorio, que mantenía en una pequeña habitación junto al jardín trasero de
la casa. Esta habitación se dejó exactamente igual que como estaba el día de su
muerte, el 22 de marzo de 1832, que sucedió en la cama que se encuentra en el
pequeño dormitorio junto al despacho. En sus últimos años, Goethe dictaba las
palabras a sus dos secretarios, que se encargaban de ponerlo por escrito. Y
cuando quería leer, el genio de Weimar leía en la mesa que se encuentra en
el centro del despacho, apoyando los codos en un cojín que todavía se conserva.
Pasearse por entre las habitaciones que un día alojaron a Goethe es un poco como entrar en su personalidad, como conocer un poco más las intimidades del mayor escritor alemán de la historia, y conocer detalles curiosos de su vida. Por ejemplo, Goethe estaba fascinado por las Ciencias de la Naturaleza, y guardaba en grandes cajones de museo varias muestras de minerales que, por su atractivos reflejos o curiosas formas, le inspiraban. Su biblioteca, guardada tras una puerta con barrotes, contenía varios miles de volúmenes, y humilde entre pocos, sus propios libros tenían una presencia más bien descuidada…
Pasearse por entre las habitaciones que un día alojaron a Goethe es un poco como entrar en su personalidad, como conocer un poco más las intimidades del mayor escritor alemán de la historia, y conocer detalles curiosos de su vida. Por ejemplo, Goethe estaba fascinado por las Ciencias de la Naturaleza, y guardaba en grandes cajones de museo varias muestras de minerales que, por su atractivos reflejos o curiosas formas, le inspiraban. Su biblioteca, guardada tras una puerta con barrotes, contenía varios miles de volúmenes, y humilde entre pocos, sus propios libros tenían una presencia más bien descuidada…
Casa Museo de Friedrich von Schiller
Uno de los mejores
poetas y dramaturgos alemanes, coetáneo y amigo de Goethe, fue Friedrich von
Schiller, que vivió también en Weimar. Schiller estuvo en
1794 dos semanas en casa de Goethe, donde se fraguó su amistad, y en 1799 se
trasladó a vivir en Weimar. En la casa museo que se puede visitar vivió
Schiller con su familia y fue donde enfermó también hasta morir muy joven en 1805,
a los 45 años de edad. Algunos plafones dan cuenta de su vida y de su obra, una
de las más reconocidas en el mundo alemán.
El autor de Los Bandidos y de Guillermo Tell, enseñó Historia en la vecina ciudad universitaria
de Jena y sus obras le valieron un reconocimiento en toda Europa, donde era
contemplado como el “poeta de la libertad”.
En el museo de
pueden ver las habitaciones elegantes del primer piso, la alargada cocina (con
sus útiles todavía) y la habitación, con el escritorio, donde Schiller escribió
sus últimas obras.
Los dos amigos escritores están representados en uno de los monumentos más conocidos y fotografiados de Weimar, la estatua doble frente al Teatro Nacional Alemán.
Museo de la Bauhaus
Delante de la
estatua también se encuentra un elegante edificio que alberga el Museo de la Bauhaus. Fue aquí en
Weimar, donde en 1919 Walter Gropius
fundó la escuela de arte y arquitectura Bauhaus,
el precursor de la arquitectura y pintura moderna con nombres tan reconocidos
como Vassili Kandinski y Mies
van der Rohe.
En el pequeño museo se exponen cuadros, muebles, objetos de uso diario y maquetas y esbozos de edificios del estilo Bauhaus de todo el mundo. La fase de la escuela en Weimar duró poco tiempo, ya que en 1925 pasó a Dessau y después a Berlin antes de ser clausurada por los nazis en 1933.
En el pequeño museo se exponen cuadros, muebles, objetos de uso diario y maquetas y esbozos de edificios del estilo Bauhaus de todo el mundo. La fase de la escuela en Weimar duró poco tiempo, ya que en 1925 pasó a Dessau y después a Berlin antes de ser clausurada por los nazis en 1933.
Si te interesa la
arquitectura Bauhaus, no te pierdas este post sobre la ciudad de Tel
Aviv en Israel, con la mayor
concentración de edificios en este estilo del mundo:
Casa Museo de Franz Liszt
Aunque de origen húngaro,
el compositor y pianista Franz Liszt
decidió retirarse de los escenarios en Weimar,
a partir de 1848, aunque la casa que se visita es la que ocupó a partir de 1869.
Es una casa grande junto al parque del Ilm, al inicio de la avenida que se dirige
al Castillo de Belvedere.
Algunos días señalados del año alumnos de la Universidad de Musica Franz Liszt de Weimar da conciertos con el mismo piano Bechstein que utilizó Liszt.
Había servido como residencia del jardinero, pero con sus elegantes habitaciones y sus dos grandes pianos (un Bechstein y un Ibach), pocos lo dirían. Aquí recibía Liszt a sus visitas y a sus alumnos, que venían de toda Europa y a quienes el genio musical enseñaba de forma gratuita. Es de notar el teclado aislado que servía para ejercitar los dedos.
Algunos días señalados del año alumnos de la Universidad de Musica Franz Liszt de Weimar da conciertos con el mismo piano Bechstein que utilizó Liszt.
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