Desde
casi todas las calles y callejuelas de Zakopane, levantando la vista más
allá de los techos de pizarra de los edificios bajos, uno puede ver,
recortándose contra el azul del cielo puro, la silueta de las montañas. Los
picos agrestes y rocosos de la cordillera de los Tatra dominan el valle
de Zakopane, en la región de Podhale,
en el sur de Polonia. Al otro lado de las montañas, más allá de las
crestas afiladas, se encuentra Eslovaquia. Aquí empiezan los Cárpatos,
que en dirección sureste, llegan hasta las sombrías montañas de Transilvania.
Conocida popularmente como la capital de invierno de Polonia, Zakopane es un polo de atracción turística especialmente en esta época del año, cuando la cuantiosa nieve permite abrir las pistas de esquí cercanas. Sin embargo, también puede visitarse en verano, cuando las montañas Tatra y los varios remontes mecánicos que las suben nos permitirán realizar cómodamente un sinfín de excursiones.
Conocida popularmente como la capital de invierno de Polonia, Zakopane es un polo de atracción turística especialmente en esta época del año, cuando la cuantiosa nieve permite abrir las pistas de esquí cercanas. Sin embargo, también puede visitarse en verano, cuando las montañas Tatra y los varios remontes mecánicos que las suben nos permitirán realizar cómodamente un sinfín de excursiones.
El
origen del pueblo se remonta al siglo XVII, cuando contaba con solo 43
habitantes, pero la industria minera y metalúrgica poco a poco la fue
convirtiendo en la capital de la región de Galicia, como se llamaba entonces al
sur de Polonia. La presencia del aire limpio de las montañas la convirtió en un
lugar de moda para los habitantes de Cracovia que buscaban el retiro del campo
a finales del siglo XIX, y se empezaron a construir ricos chalets en la ciudad
y los alrededores. De esa época son las varias casas y edificios del estilo Zakopane, construidas en madera
local y profusamente decoradas, que las han hecho famosas. El estilo fue
iniciado por el arquitecto Stanislaw Witkiewicz,
que además fue pintor y escritor.
Joseph
Conrad (quien se alojó en Villa
Konstantynowka), Marie Curie, Arthur Rubinstein fueron algunos de
los ilustres visitantes que buscaron en Zakopane un lugar de relax en sus
ajetreadas vidas.
Otros,
se afincaron en Zakopane definitivamente, como el compositor Szymanowski,
cuya casa (de estilo Zakopane) se ha convertido en un museo en su honor. También
vivió (y murió) en Zakopane el biólogo Rudolf Weigl, el inventor de la
primera vacuna efectiva contra el tifus.
¿QUE HACER EN ZAKOPANE?
- Subir
por el funicular de Gubalowka
Un funicular de 1938 (aunque renovado) conecta la
ciudad con la cima de la montaña Gubalowka, a 1.123 metros de altura, un
magnífico balcón sobre el valle que permite ver algunas de las vistas más
sorprendentes mientras se come, bebe o relaja en los numerosos puestos. En
invierno se puede bajar esquiando hasta la población.
- Subir
por el teleférico de Kasprowy Wierch
Un teleférico construido en 1935 permite subir (con
un cambio a medio camino) hasta los casi 1.987 metros de Kasprowy Wierch,
una montaña sobre Zakopane. La subida permite apreciar el cambio de vegetación
desde el bosque de pinos inicial hasta el terreno alpino y rocoso de la cima.
Se llega hasta la estación construida bajo la estación meteorológica y
astronómica, donde los científicos estudiaron las condiciones de los Tatra.
Aquí
empieza el Parque Nacional Tatra que,
junto con su contraparte eslovaca, forma parte de la red de Reservas de la
Biosfera de la UNESCO por su vegetación y especies animales como el rebeco, la
marmota o varios pájaros. Una serie de rótulos advierte al visitante de la
prohibición de arrancar plantas o molestar a la fauna, y varios
Un camino sale de la estación para remontar una
cresta y llegar en 20 minutos a la cima real del pico, desde el que se
distinguen unos cuantos lagos de gran belleza.
- Probar
el queso Oscypek
Este queso tradicional de Zakopane, de la zona de montaña de
Polonia está hecho con una mezcla de leche de vaca y oveja, con un poco de sal.
Se les da la forma de cilindros o husillos en bloques de madera y se les ahúma
durante 14 días para darles un toque especial. Son sabrosos hechos a la
parrilla y en las numerosas paradetas donde los venden les añaden también un
toque de mermelada de arándanos.
- Probarse
un sombrero Goral
El
pueblo tradicional que habitaba Zakopane eran los Goral, cuyos vestidos
tradicionales todavía son usados en ceremonias especiales, conciertos o bailes
folclóricos. Consistían en vistosos vestidos con brodados de colores y un
sombrero de fieltro decorado con plumas y conchas de caurí (Cypraea moneta),
algo curioso si se tiene en cuenta que provienen del Océano Índico.
- Visitar
Villa Koliba
El primero de los edificios diseñados por Stanislaw
Witkiewicz en el estilo Zakopane fue Villa Koliba, construida para
Zygmunt Gnatowski entre 1892 y 1893. Se trata de un edificio de madera,
inspirado en la arquitectura de los Cárpatos, y que ahora alberga el Museo
del Estilo Zakopane.
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