24 nov 2015

PISA, más allá de la torre inclinada

VISITANDO PISA, ADEMÁS DE SU TORRE INCLINADA

Todo el mundo sabe que en Pisa, una de las ciudades más famosas de la Toscana italiana, hay una torre inclinada. A la pregunta de qué función tiene la famosa torre, pocos aventurarán, con acierto, que se trata del campanario de la catedral junto a la que se levanta. Pero cuando preguntamos la fecha de construcción, el nombre del arquitecto o el material con la que se construyó, el silencio suele mostrar la ignorancia más oscura.
Y es que lo más famoso de Pisa es su torre inclinada, pero poca gente sabe qué hay además de interesante en la ciudad. Por ejemplo, se sorprenderán seguramente sus visitantes al conocer que en Pisa existen otras dos torres inclinadas o que la tan famosa torre inclinada no es la que tiene una mayor inclinación del mundo (en el oeste de Alemania se encuentra el pequeño pueblo de Suurhusen, con una capilla cuyo campanario, construido en 1450, es la torre más inclinada al momento, con 5,07º contra los 3,97º de la de Pisa). 
Así que si vamos a Pisa sólo para ver su torre pensando en que va a ser algo excepcional, quizá nos llevemos una desilusión.
Pero si vamos a Pisa con ganas de descubrirla, conoceremos una ciudad con muchos más atractivos. Aquí hay algunas de las cosas interesantes que podremos ver y realizar. En la llamada Plaza de los Milagros, un ancho espacio abierto cubierto de hierba, se erigen los principales monumentos de la ciudad:

Catedral de Pisa (Duomo)

Fue construida en mármol blanco entre el siglo XI y XII y es una de las mejores obras del románico italiano (en concreto del románico pisano). Está dedicada a la Asunción de la Virgen (Santa Maria Assunta). Su fachada principal tiene 3 grandes puertas de bronce del siglo XII. De su interior destaca sobretodo el púlpito esculpido, de principios del siglo XIV, obra de Giovanni Pisano, una obra maestra de la escultura medieval.
Se dice que Galileo Galilei, uno de los ilustres hijos de la ciudad de Pisa, se inspiró en el péndulo del incensario de la catedral para visualizar el movimiento de los planetas alrededor del sol.

El Baptisterio

Dedicado a San Juan Bautista, este edificio circular con techo abovedado se inició en 1153. También de mármol, fue diseñado en estilo románico por el arquitecto Deustesalvet, aunque terminó en el siglo XIV y contiene algunas partes de estilo gótico. En el interior hay una gran pila de agua bendita octogonal de 1246 y un púlpito también del siglo XIII esculpido por Nicola Pisano, padre de Giovanni Pisano (quien esculpiría después el púlpito de la catedral).

Campanario de la Catedral

Ésta es la famosa Torre Inclinada, y no solo tiene mérito porque no se haya caído aún sino porque se empezó a inclinar al poco de comenzar a construirla y a pesar de ello la acabaron terminando. Del mismo mármol con el que fue construida la catedral, destaca por sus ocho niveles (seis de ellos con 15 columnas en cada una de ellos). Se empezó a construir en 1173, y poco después de empezar, cuando sólo llevaban construidos tres pisos, se descubrió que se estaba inclinando a causa de unos cimientos débiles (solo llegan a tres metros de profundidad). Aun así la terminaron entera, con sus 55,8 metros de altura. Una escalera de 294 escalones permitía acceder al piso superior, donde estaban instaladas las campanas (la mayor es L’Assunta, de 1655 y que pesa tres toneladas y media). Después de unos años cerrada al público, se volvió a abrir en 2001.
Hay una leyenda alrededor de la torre, que relata como Galileo Galilei subió a lo alto, desde donde dejó caer dos balas de cañón de distinto peso para demostrar que la velocidad de descenso era independiente de la masa.

Camposanto monumental 

Es un edificio construido a propósito para albergar las tumbas de los hombres poderosos de la ciudad. Se dice que Ubaldo de Lanfranchi, arzobispo de Pisa, hizo traer un cargamento de tierra sagrada desde Jerusalén durante la Cuarta Cruzada, y después de esparcirla por la zona, construyeron el edificio encima, en forma de claustro, llamado desde entonces Camposanto, a partir del cual ha surgido el sinónimo de cementerio en italiano y español. En él se encuentran también 600 lápidas, muchas de ellas grecorromanas anteriores a la construcción del siglo XIII. Los muros también están decorados con frescos de del siglo XIV y XV. 3 capillas servían para realizar servicios religiosos, y el sitio sirve como museo para exhibir 84 sarcófagos romanos.
Foto de Kaho Mitsuki

Un suelo inestable

Por cierto, las otras dos torres inclinadas de Pisa son las que se encuentran en:
-El campanario de la iglesia de San Nicola, junto al río.
-El campanario de la iglesia de San Michele degli Scalzi (e incluso la iglesia también está inclinada).
Esta tendencia del suelo a moverse inclinando las torres es consecuencia del área pantanosa en la que se asienta la ciudad, a la orilla del Arno. Un paseo junto al río es otra de las actividades que nos permitirán descubrir una Pisa distinta, de palacios viejos y callejuelas estrechas.

La riqueza durante la Edad Media y renacimiento italiana no sólo se notó en los edificios que se construyeron en Pisa, sino también se puede ver en la importancia de personajes famosos que nacieron en la ciudad: el papa Eugenio III, el matemático Leonardo de Pisa, el príncipe Rodolfo de Austria o incluso el egiptólogo Ippolito Rosselini son unos cuantos de sus hijos.
Pero posiblemente el hijo más ilustre de la ciudad, y al que le tienen mayor aprecio, es Galileo Galilei (1564-1642), el padre de la astonomía moderna. En Pisa se encuentra la casa donde nació (Casa Ammannati), la de su padre (Vinzenzo Galilei) y la casa donde vivió después, que en su tiempo alojó un observatorio de la Universidad de Pisa y que ahora guarda un archivo de documentos relacionados con Galileo.
A los amantes de los viajes les gustará saber que Rustichello de Pisa también nació en la ciudad. Fue este el escritor que puso por escrito lo que le contó Marco Polo mientras los dos compartían celda en una prisión de Génova.

Un deporte antiguo

Y para los amantes del deporte tradicional que se encuentren en Pisa durante el último sábado de junio, deben dirigirse al Ponte di Mezzo, donde desde la Edad Media se juega ese día al Juego del Puente (Giòo der Ponte) una competición en la que hay que mover un pesado carro a lo largo del puente.

Cuando regresemos a casa después de la visita habremos visto, seguro, que Pisa es mucho más que una simple torre inclinada. 

2 comentarios:

  1. A mí me encantó perderme por esas callecitas que dices por el río Arno, y descubrí una trattoría con unos gnoccis de rechupete hmmmm Un saludo :)

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  2. Es que en Pisa no sólo hay que visitar su torre. Hay que dejarse perder por sus rinconcitos, la cosmopolilla!

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