1 nov 2015

HOMENAJE A CARLOS PELLICER en MUSEU ETNOLÒGIC

Cuando llega el 1 y 2 de noviembre hay que ir pensando, según la tradición mexicana, en montar un Altar de Muertos en memoria de los seres queridos o los personajes admirados. Este último fue el caso del Altar de Muertos que la AsociaciónMexcat montó en el Hall del Museu Etnològic de Barcelona durante el pasado Día de Muertos. El homenajeado se hubiera encontrado como en casa entre las piezas de la colección del museo, ya que era un amante de la etnología y él mismo ayudó a concebir el Museo de Antropología de México. Estamos hablando del célebre Carlos Pellicer.
Escritor, poeta, museólogo y político, el polifacético Carlos Pellicer Cámara nació en 1897 en San Juan Bautista, en el Estado de Tabasco de México (hoy en día Villahermosa). De antecesores de origen catalán, el joven Carlos aprendió a gozar de la poesía de manos de su madre, Deifilia. Empezó a componer sus poemas de pequeño mientras vendía los dulces que preparaba su madre mientras el padre se había alistado al ejército constitucionalista. Sus inquietudes literarias y sociales le hicieron activista de bien joven, y ya en 1918 fue cofundador de la revista San-Ev-Ank, y en 1919 de un nuevo Ateneo de la Juventud. En 1920 pronuncia un discurso contra el dictador de Venezuela y esto le introduce a conocer José Vasconcelos Calderón, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México. 
Poco después fundó el Grupo Solidario del Movimiento Obrero junto a otros colegas, fue profesor de poesía moderna en la UNAM y director del Departamento de Bellas Artes.
Estudió museografía tres años en la Sorbona de París, y a su regreso a México cae en desgracia por su asociación con Vasconcelos, le ingresan en prisión un tiempo y a su salida consigue trabajo como profesor de Historia en una escuela secundaria. Incluso fue actor dramático durante un tiempo, pero pronto vio que lo de actuar no era lo suyo.
Su relación con la etnología y la arqueología le venía de lejos. Desde que empezó a viajar por México, aprovechó sus visitas para recopilar y comprar figuras y objetos prehispánicos, que iba disponiendo en una habitación como si fuera un museo. Al final Pellicer acabó dedicándose a la museología, de la cual, opinó en 1953:
"...cuando hago un museo y los he hecho siempre solo; todos los errores son míos, y si hay aciertos también son míos. Estoy más cerca de la lógica y el orden a través del tacto moviendo o movilizando objetos, que manejando las palabras. Para mí hombre confundido con la tierra, las palabras son demasiado volátiles: se me escapan de las manos. En la organización de museos es donde me encuentro con menos obstáculos, con mayor posibilidad de ejercer, de establecer el orden".
Transformó el Museo de Tabasco hasta convertirlo en un magnífico muestrario de las artes de su Estado natal. Como viajaba constantemente allá, dispuso una cama y una caja como armario para poder dormir en el mismo museo y asegurarse que las obras de remodelación avanzaban a buen ritmo.
En 1964 se inauguró el Museo Nacional deAntropología en Ciudad de México, obra de su discípulo Pedro Ramírez Vázquez, que había seguido sus indicaciones.
Incluso en sus viajes no dejaba pasar la oportunidad de dejarse inspirar por las personas o los paisajes que veía para componer sus poemas. Una vez que se perdieron con unos amigos en el desierto aprovechó para componer su poema Dulce canto del deiserto.
Quizá el más famoso de ellos sea aquél que cantó a su dulce tierra, Tabasco, en su poema Cuatro Cantos en Mi Tierra:
Agua de Tabasco vengo
y agua de Tabasco voy.
De agua hermosa es mi abolengo;
y es por eso que aquí estoy
dichoso con lo que tengo.
Pellicer murió a los 80 años en el DF y sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres.
Poesía, arte, cultura, historia y tradición se funden en el Altar de Muertos dedicado a Carlos Pellicer en el Museu Etnològic de Barcelona.
¿Se hubieran podido escoger un escenario mejor?
Quizá, pero sería ya en Tabasco… 

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