El zoco (suq) de Marrakech es el más grande de
todo Marruecos y uno de los más grandes de África. A lo largo de centenares de
callejones se suceden los puestos y tenderetes con multitud de mercancías. Aquí
se palpa el genio negociador de los marroquíes a la hora de vender.
Pero si hay un sitio en
Marrakech donde se pueda distinguir mejor la vida de sus habitantes es sin duda
alguna el corazón mismo de la ciudad, la plaza Jamaa El Fna. Aquí se reúne gran
parte de la población local y los turistas durante buena parte del día, y una
serie de personajes y negocios que viven de éstos curiosos se vuelcan a la vida
de la plaza diariamente.
Descubrimos aquí aquéllos
que no puedes dejar de ver en tu próxima visita:
1) EL AGUADOR
Familiar en todas las
ciudades de Marruecos, el aguador ancestral marroquí (guerrab), que
subministraba agua a los sedientos tenderos del zoco o a los transeúntes de las
plazas, ha dejado ya de tener la función social que tenía anteriormente. En un
mundo abundante en agua embotellada los aguadores de Marruecos hace tiempo ya que
viven más de las propinas de sus fotografías que del agua que venden. Con sus
atuendos folclóricos, su gran sombrero de flequillos, su cinta llena de tazas
de latón y el gran odre de piel de cabra con agua fresca, son tan fotogénicos
que casi se ganan mejor la vida ahora que antes.
2) LOS GNAUAS
Ataviados con largas
túnicas de colores brillantes y tocados con un sombrero tubular decorado con
conchas y una borla al extremo de un largo cordel, los gnauas bailan al son de
la música danzas frenéticas que recuerdan sus orígenes sudsaharianos. Su nombre
deriva de Guinea, ya que los primeros miembros de esta cofradía musical fueron
esclavos procedentes de las regiones del sur. Con sus músicas de tambores y
crótalos metálicos (qraqebs) son una de las atracciones más interesantes de la
plaza cuando empiezan a tocar a partir de las cuatro de la tarde. Hay que estar
preparado para pagar una buena propina, ya que de su grupo de ocho o diez
integrantes siempre hay un par que persigue por unas monedas al osado turista
que les saque una foto.
3) EL DENTISTA
Sin ningún tipo de
formación médica, el dentista se ofrece, con un par de tenazas, para arrancar
muelas y dientes a aquél que lo necesite. En una pequeña mesa de un rincón de
la plaza los dentistas exhiben sus últimos logros: varios dientes arrancados
cuyos propietarios se fueron con un vacío entre sus muelas. Advertimos que no se
aplica anestesia, por lo que se recomienda al turista con dolor de muelas que
espere a regresar a su país para tratarlo.
4) EL VENDEDOR DE ZUMO
NATURAL
Durante todo el día se
ofrece en medio de la plaza, en una serie de carros bien surtidos, jugos de frutas
recién exprimidas. El más común es el jugo de naranja (a sólo 4 dírhams el
vaso), pero hay otras opciones más amargas como el pomelo o más ácidas como el
limón.
5) EL VENDEDOR DE
CARACOLES
Cuando se acerca la
tarde y el estómago empieza a pedir un aperitivo para aguantar hasta la hora de
la cena, lo mejor que se puede hacer es sentarse un momento delante de uno de
los carros que ofrecen una delicia local: caracoles en su caldo. Sin más
aderezo que unas cuantas hierbas, los caracoles están deliciosos para
prepararnos para la cena, y tenemos dos modalidades para escoger (un bol de
caracoles con caldo por 10 Dh o solo el caldo por 5).
6) EL VENDEDOR DE PASTEL
Y TE
Si lo que nos apetece es
algo más dulce, unos metros más allá encontraremos unas paraditas con grandes
pasteles densos y compactos hechos con multitud de especies. Más de veinte
ingredientes conforman también las infusiones que se ofrecen conjuntamente y
que, tomadas con abundante azúcar, tienen la propiedad de calentarnos si tenemos
frío o refrescarnos si tenemos calor.
7) LAS TATUADORAS DE HENNA
Varias mujeres ofrecen
por la plaza tapadas con pañuelos y velos bajo grandes parasoles, su arte
tatuador. Ofrecen su oficio sobre todo a las mujeres: filigranas y complicadas
decoraciones manuales realizadas con henna, un colorante extraído de las hojas
y pecíolos de una planta. Hay que dejar durante un tiempo el producto aplicado
y después el “tatuaje” durará unas dos semanas antes de irse borrando poco a
poco. Su uso es más frecuente en las grandes celebraciones, como por ejemplo
las bodas, en las que tanto las manos como los pies de la novia son
profusamente decoradas.
8) LOS ESCRIBIENTES
Para aquéllos marroquíes
que no sabe escribir pero que desean mandar una carta a unos familiares lejanos
o responder algún requerimiento oficial por escrito, en un rincón de la plaza
se suceden varios puestecitos en los que sencillos amanuenses sentados en el
suelo y con una madera a modo de escritorio, se encargan de transcribir en
caracteres árabes lo que dicte el cliente. Cuando la noche se apodera de la
plaza los escribas pueden seguir redactando sus notas, puesto que muchos de
ellos se traen luces de gas a la plaza.
9) LOS HERBOLARIOS
Especias como canela y
cardamomo, productos como mirra e incienso, objetos como cepillos de dientes
naturales y pulseras para la suerte o curiosidades como el tinte de kohl para
pintarse los ojos o incluso algún camaleón son las mercancías que ofrecen
varios herbolarios y chamanes tuareg a ras de suelo. Uno casi puede perderse
entre tanta variedad y es difícil imaginarse para qué ritos o curas puedan
servir algunas de las cosas que aquí se venden. En caso de duda, mejor no
ingerir…
10) LOS COCINEROS
Casi cien paradas de
comida se levantan a partir de las cuatro de la tarde cada día en la plaza de
Jamaa El Fna. Las estructuras metálicas y telas de sus carpas llenan en pocos
minutos una considerable extensión de la plaza, y cuando el sol empieza a
ponerse los bancos y mesas ya están servidos y de los fogones de carbón de cada
puesto empieza a salir un denso humo que se eleva más alto que la punta de los
minaretes próximos. Los pequeños restaurantes de la plaza son el verdadero
corazón que palpita hasta pasada la medianoche.
Aún hay más personajes y
curiosidades que hacen de una visita a la plaza Jamaa El Fna de Marrakech una
ocasión única para observar la vida marroquí. Pero éstos y éstas, deberás
descubrirlos tú.
Si estás pensando en viajar a Marruecos, ¡no te olvides de pasar por Marrakech!
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