Hoy domingo 12 de marzo se ha emitido en el programa AVENTUREROS de RADIO VITORIA la entrevista que me hizo Pilar Ruiz de Larrea sobre la publicación de mi libro TIERRAS DEL NORTE y sobre el viaje que describe el libro, por el Yukón y Alaska, siguiendo los pasos de loss buscadores de oro del Klondike que lo dejaron todo para internarse hacia los espacios vacíos y blancos del norte, a la aventura de un destino que muy pocos lograron.
¿Qué tiene que ver el Bosque de BIAŁOWIEŻA, en Polonia, con la ciudad de RAGUSA en Sicilia, Italia?
Aparentemente, nada. Pero para mí, un premio y un viaje. Y es que hace unos meses, gané el primer concurso de Narrativa de Viajes que organizaba la Revista MAGELLAN y la Escuela de Escritura Laboratori de Lletres. El artículo ganador fue sobre el Bosque de Bialowieza, la última reserva de bosque primario de Europa, que alberga la mayor población de bisontes europeos salvajes del mundo. El primer premio era una estancia de tres días en Ragusa y los alrededores organizada por SudTourism para conocer la Ruta de Montalbano, el célebre comisario de policia creado por Andrea Camilleri. El próximo viernes arranca la visita a Sicilia de la mano de SudTourism, en la que aprovecharé para dar mi charla "Il mondo è un libro, e chi non viaggia ne conosce solo una pagina", haciendo referencia a los beneficios de viajar para comprender nuestro mundo.
Según los propios organizadores: “Il mondo è un libro e chi non viaggia ne conosce solo una pagina” I risultati di una grande e sincera collaborazione, quella tra Sud Tourism e Magellan. Nell'ottobre scorso in Spagna, si parlava di Iblei e di Montalbano, il tutto grazie alla realizzazione di un concorso, che come premio aveva "un viaggio alla scoperta dei luoghi di Montalbano". A raccontare la più bella esperienza di viaggio e quindi il vincitore del concorso, è stato il Travel Blogger Jordi Canal-Soler. Siamo lieti di comunicarvi che Jordi arriverà in Sicilia venerdì 17 marzo e saremo onorati di accompagnarlo a scoprire: #tuttoilbellochecè Da venerdì prossimo avremo modo di raccontargli la nostra meravigliosa terra, di fargliela vivere e scoprire. Apriremo questa esperienza con un convegno, parlando di viaggi e contaminazione culturale.
Tetuán, La
Paloma Blanca del Norte de Marruecos, destaca como ciudad andalusí cerca de
Tánger y Ceuta. Ciudad alegre, bulliciosa y abierta, se ha hecho
especialmente conocida en los últimos años por ser una de las localizaciones
principales de la novela El tiempo entre costuras de María Dueñas y también de la serie del
mismo título inspirada en el libro que rodó Antena 3.
Para
los que no hayan leído la novela (o visto la serie), baste decir que El tiempo
entre costuras narra la vida de una joven modista madrileña, Sira Quiroga, que antes de la guerra
civil española monta un taller de alta costura en Tetuán, donde conocerá
intrigas, amores, espías y peligros por el norte de Marruecos. El libro tuvo
muy buena acogida entre el público y fue traducido a más de 25 idiomas. La
serie, todavía popularizó más la obra y, por haber sido rodada en escenarios
reales de Tánger y Tetuán, ha creado un turismo televisivo y literario de
visitantes que buscan descubrir los lugares reales que pisó el personaje
inventado de Sira Quiroga.
En
Apunts de Viatge te descubrimos cuáles de estos sitios, y muchos más puedes ver
en una visita a
TETUÁN, LA CIUDAD DE EL TIEMPO ENTRE
COSTURAS
Tetuán
fue la capital del Protectorado español de Marruecos de 1913 a 1956, por lo que
entre sus calles todavía puede verse gran parte del legado de España durante
este período.
Fue también
Tetuán uno de los escenarios más conocidos de la Guerra de África entre España y Marruecos de 1859 y 1860, que
culminó con el Tratado de Wad Ras
firmado en la ciudad.
La
ciudad de Tetuán puede dividirse a
grandes trazos en dos partes: la vieja medina y el ensanche español moderno.
LA MEDINA DE TETUÁN
Ya
había humanos en la región en hace más de 7.000 años, y la primera constancia
que tenemos de un asentamiento en la ciudad es del siglo III a.C. cuando los
fenicios ya habían construido algunos edificios. Luego llegaron los romanos,
pero cuando realmente empezó a sobresalir Tetuán fue a partir de 1305, cuando
el pueblo bereber fue fortificado por Abu Tábit, un benimerí, para contrarrestar
la cercanía de los portugueses en Ceuta. Con la ciudad ya en marcha, empezaron
a llegar los refugiados de el Al Ándalus en 1483, tanto musulmanes como judíos
sefardíes expulsados de la Península, y con el dinamismo de Sidi Al-Mandari la
ciudad floreció. Se establecieron en el
corazón de la medina, en el barrio que los lugareños llaman bled (el pueblo). Aún quedan muchas fuentes,
pasos, casas, mercados, mezquitas y baños de esa época en la medina vieja. Es
por ello que la Medina de Tetuán ha sido
declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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El
barrio del mellah fue el barrio judío de Tetuán. Ya no queda ninguna
sinagoga, y los judíos sefardíes ya hace tiempo que marcharon a Israel, pero
aún quedan algunas de sus viejas casas y palacios, y en algunas de sus puertas
todavía se ve el espacio que ocupaba, en el marco, la mezuzá judía que contenía
el pergamino protector de la casa.
Para
visitar Tetuán adecuadamente hay que hacerlo en los mercados, los zocos,
deambulando sin prisas por las paradas de pescado, de curtidos, de aceitunas y
dátiles, de mandarinas (tangerinas), del pan y de los pasteles, de los
souvenirs y los muebles,… Hay que dejarse conducir por el instinto entre el
laberinto de calles y callejuelas, de cul-de-sacs y pasajes, de plazoletas y
porticados que definen una de las mejores medinas de Marruecos.
EL ENSANCHE ESPAÑOL
Con
la ciudad pacificada, a partir de 1917 se empieza a construir un ensanche donde
poder instalar los edificios del gobierno del Protectorado: iglesias, Correos,…
De esa época quedan muchos edificios, construidos según el estilo imperante en
aquél entonces en Andalucía: el neomozárabe. Su principal diseñador fue Carlos
Ovilo, arquitecto español nacido en Tánger. De esa época son la Iglesia de la
Victoria (junto a la plaza de Mulay El
Mehdi, el Edificio de Correos
(hoy consulado español en Tetuán), el edificio de la compañía de seguros de La Unión y el Fénix, el Cine Español, el café Ocho Ríos, el Instituto Cervantes, todos ellos testimonios caducos del paso de
los españoles…
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EL PALACIO REAL
En
medio del Ensanche y la Medina de Tetuán, aunque forma parte en realidad de la
Medina, está el Palacio Real de Tetuán,
una construcción moderna que edificó el rey Hassan II (el padre del actual rey)
para poder venir a visitar la ciudad. El palacio lo construyó encima de lo que había
sido la Alta Comisaría española y ensanchó la antigua Plaza del Feddán para
construir el enorme espacio abierto delante de la puerta del palacio.
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Seguro
que el seguidor de la serie de El tiempo entre costuras recordará
muchos lugares que salían por televisión. O el lector quizá imaginará que la
Sira de su novela podía vagar por esas mismas callejuelas por las que estará
caminando. El viaje por la historia, aquí en Tetuán, está asegurado.
En l'episodi nº 27 del programa APUNTS DE VIATGE de NEWSCAT TV marxem al sud de França, prop de Perpinyà, per a visitar la Cova de l'Arago, al poble de Tautavel (Talteüll), on es van descobrir les restes més antigues de l'ésser humà a França, l'Home de Tautavel.
Segueix al reporter, escriptor i fotògraf de viatges Jordi Canal-Soleren aquest viatge espectacular a un dels indrets més remots del nostre planeta. Deixa't transportar fins als racons més llunyans del nostre món amb els APUNTS DE VIATGE de Jordi Canal-Soler.
La ciudad de Chauen,
en las estribaciones del Rif de Marruecos,
también llamada Chefchauen o Xauen es, para muchos, la ciudad más bonita del país. Con sus callejuelas estrechas y
tortuosas pintadas de varias tonalidades
de azul, sus rincones sombreados que exhiben múltiples tiestos de flores
bien cuidadas o las bellas y exóticas puertas que dan entrada a las casas,
Chauen es sin duda una de las más bellas y recomendables experiencias en un
viaje por el norte de Marruecos. Aquí te mostramos qué ver en
CHAUEN, LA CIUDAD AZUL DE MARRUECOS
El nacimiento de
Chauen
Cuando los Reyes Católicos expulsaron a los moros y judíos
de la reconquistada Al-Andalus, muchos de ellos cruzaron el Estrecho de
Gibraltar sin saber donde irían a vivir. Varios de ellos llegaron en 1471 a un
pueblo bereber bajo un par de montañas y decidieron que aquí era un buen lugar
para vivir. Llamaron al sitio Shawen (cuernos), por la forma de las dos
montañas cercanas, y en árabe moderno es llamada Shifshawen (mira los cuernos).
El fundador de la ciudad fue el Moulay Ali Ben Rachid, que la dotó de murallas para protegerse de
los portugueses, pero que también le dio el aspecto actual que recuerda
muchísimo al de pueblos de Andalucía como Vejer
de la Frontera. El parecido no es casual. Se dice que Ali Ben Rachid lo
hizo parecer a propósito a un pueblo andaluz para dar el gusto a su esposa
Lalla Zahra, noble española convertida al Islam, a quien había prometido que
Chauen se parecería a su ciudad natal.
De poco después es cuando tenemos una de las primeras
descripciones de Chauen, escrita por Hasan bin Muhammed al-Wazzan al-Fasi, más
conocido como León el Africano:
Esta montaña es la más
agradable de todas las que se encuentran en África. Allí hay una pequeña ciudad
llena de artesanos y comerciantes. En ella reside un señor que controla a todas
las tribus de estas montañas. Él es el que ha comenzado a dar un desarrollo a
estos países. Este se había rebelado contra el rey de Fez. Se le conocía como
Sidi Berrasid [Ali ben Rachid]. Hizo también una guerra incesante a los
portugueses. Los habitantes de esta ciudad y los de esta montaña no pagan
ningún impuesto a los señores porque están a su favor y la mayoría son soldados
de a pie o de a caballo. Allí crece el trigo, y mucho lino y hay grandes
bosques e innumerables fuentes.
La ciudad fue considerada sagrada durante siglos, y los no musulmanes solo pudieron acceder a
ella a partir de 1920, cuando los españoles la tomaron de acuerdo al
tratado de Algeciras de 1906. Desde entonces, se ha convertido en una de las
ciudades del norte de Marruecos más visitada por los turista. La presencia
española en Chauen desde 1920 hasta 1956 se distingue en algunas placas
identificativas de las calles de la medina (en español) o en algunas de las
construcciones que hicieron fuera de las murallas.
Sobre la pintura azul de Chauen
Dicen que la pintura azul con la que teñían las paredes y el suelo de las calles de Chauen se extraía antes de un pigmento vegetal. Ahora se utilizan colores sintéticos. Las mujeres son las encargadas de pintarlas. La razón de que sea azul parece ser que es para ahuyentar a los insectos, pero también garantiza una buena temperatura en el interior de las casas. No hay que engañarse, sin embargo, esta tradición azulada no tiene más de un siglo de antigüedad, puesto que antes se pintaba con cal blanca, como en Andalucía.
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El nacimiento del río
de Ras el Maa
Junto a una de las entradas a la antigua medina de Chauen se encuentra Ras el Maa, el nacimiento, de las entrañas de la tierra, de un espectacular río que,
canalizado parcialmente, da agua a toda la ciudad. Un balcón permite contemplar
(y sobretodo escuchar) el nacimiento del río, que surge impetuoso desde el
interior de la tierra. Es también uno de los lugares más frescos de la ciudad,
y en verano es común encontrar aquí a los lugareños que se distraen en la
húmeda atmosfera.
Bajo el nacimiento del río se han instalado también unos
lavaderos que utilizan el agua del manantial para hacer su colada.
Cerca se encuentran también cinco molinos de harina movidos
por fuerza hidráulica, y alguno de ellos, como el de Rha ben Malek, siguen en
funcionamiento.
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Un recorrido por
Chauen
Hasta cierto punto uno puede tener la sensación de estar
caminando por entre las atracciones de un parque temático debido a la profusión
de tiendas de souvenirs (textiles, marroquinería, muebles de madera pintada,…) que
se dan en algunas partes, pero lejos de estos rincones y de las calles más
frecuentadas, se descubre la auténtica
esencia de Chauen: casas abiertas de las que se escucha el tintineo de las
ollas y los aromas de las especias en la cocina, niños persiguiendo a gatos por
un tramo de escaleras, mujeres con bandejas de bolillos y pasteles para ir a
cocerlos en los muchos hornos de leña (farran)
repartidos por la ciudad (cada barrio tenía el suyo, al igual que lo que pasaba
con los baños públicos). Varias fuentes,
decoradas con grabados y azulejos, dan fe de la cantidad de agua que baja de
las montañas.
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Aquí y allá encontraremos a gente atareada hacia sus
negocios o regresando a casa. Los adoquines, en algunos sitios, están
desgastados y pulidos por los millares de babuchas que han pasado por encima.
En cualquier recoveco puede sorprendernos un giro inesperado de la calle, un
callejón sin salida o un rincón de placidez idílica. El sentimiento de sorpresa
es continuo paseando por la medina de Chauen.
Mellah, el barrio
judío
Parte de la medina es la mellah, el barrio judío. Los judíos (se contaban más de mil en los
inicios de la ciudad) escaparon de la península con los musulmanes, y vivieron
tranquilamente junto a ellos en esta parte de la ciudad hasta creación del
Estado de Israel en 1947, al que emigró la mayoría.
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La plaza de Uta el
Hamam
La plaza de Uta el Hamam es el epicentro de la ciudad de Chauen, la
mayor plaza de la medina.
Junto a ella está la Alcazaba y un hamam (baño público) del
que toma el nombre.
La Alcazaba (o Kasbah) era la fortaleza de la
ciudad, en la parte más alta para poder protegerla mejor. Aun se mantiene en
pie majestuosa, con su alta torre cuadrangular que domina la plaza y la medina.
Al otro lado, la Gran Mezquita de Chauen se levanta esbelta, y del otro
costado, cafés y un antiguo fonduk
donde descansar y comer algo.
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Algunos restaurantes de la plaza de Uta el Hamam cuentan co terrazas desde las cuales se divisan no
solo toda la plaza, sino gran parte de la medina y las montañas detrás de la
ciudad. En un pequeño montículo a las afuera de la ciudad se puede observar la Mezquita del Buzafar (gran mostacho).
La construyeron los españoles en los años treinta para la población local, pero
no les gustaba por lo lejos que estaba, y por ello le dieron el curioso nombre,
que hace referencia a los grandes bigotes del constructor. Desde su cima se
tiene una de las mejores perspectivas de la ciudad, con su gran medina azulada
que brilla entre los cuernos de las montañas.