Hay capitales en el mundo cuyo nombre destilan puro exotismo. Kuala Lumpur es una de ellas. Antananarivo,
otra. Pero para mí una de las capitales
del mundo más exóticas es Katmandú, cuya sola evocación me traslada siempre
al país de las montañas, Nepal.
Pero cuando uno la visita, se da cuenta de que Katmandú es una ciudad
próxima, nada distante, en la que los monumentos importantes están muy
próximos unos de otros y donde la gente es amable y atenta con el turista (debe
de ser a causa de que los primeros occidentales en interesarse por la ciudad en
forma masiva fueron los hippies de los años 60).
En este post te contamos algunas de las cosas que hay que ver en la
capital de Nepal.
QUE VER EN KATMANDÚ
La ciudad de Katmandú se encuentra en medio del Valle de Katmandú, un
ancho llano en medio de las montañas del Himalaya que históricamente ha sido un
cruce de caminos para varias rutas de Asia. En el Valle surgieron hasta tres
grandes ciudades (Katmandú, Patan y Bhaktapur) cuyos extensos barrios han
acabado uniéndose casi sin solución de continuidad.
El Valle de Katmandú cuenta con hasta siete monumentos (o conjuntos monumentales) inscritos en la
lista del Patrimonio Mundial de laUNESCO, por lo que su visita no nos va a dejar indiferentes.
Desde el terremoto de abril de 2015 que sumió Nepal en el caos, el país
se ha recuperado perfectamente. Las infraestructuras se han reconstruido y la
mayor parte de los monumentos de la capital y otras ciudades importantes que
habían quedado afectadas se han restaurado totalmente.
ARTE NEWARI
En cada una de las ciudades los reyes locales y los grandes comerciantes
enriquecidos fueron construyendo templos, palacios y mansiones con un estilo
muy peculiar (el arte newari), con
profusión de madera ricamente tallada y muros de ladrillos rojos. Incluso
algunas tiendas, ya sean de verduras o thangkas tibetanas, tienen los frontales
y las ventanas de madera de cedro tallada con profusión de detalles, con
personajes míticos o animales legendarios.
SWAYAMBHUNATH, LA STUPA EN
LA MONTAÑA DE LOS MONOS
Aunque alejado del centro de Katmandú, el templo budista de
Swayambhunath y su famosa stupa son uno de los puntos más visitados de la
ciudad. Situada en lo alto de una pequeña colina que domina la capital, la
stupa de Swayambhunath refulge como una montaña nevada en el cielo. Dice la
leyenda que cuando el valle de Katmandú estuvo inundado por un enorme lago un
monje empezó a desecarlo y lo primero que emergió de las aguas que bajaban de
nivel fue esta colina, donde mandó construir el templo. Sin embargo, fue el rey
Manadeva quien lo ordenó construir a partir del año 460 d.C.
Cada año la stupa de encala de nuevo para dotarla de su recubrimiento
níveo, pero cada día también un monje arroja agua con azafrán para dibujar en
ella pequeños lóbulos que recuerdan los pétalos de la flor de loto que emergió
en la tierra cuando el monje secó el lago. Un largo trecho de escaleras llega
hasta la cima de la montaña, y durante la ascensión se puede ir contemplando
los animales esculpidos y las vistas de la ciudad a nuestros pies.
Los lugareños llaman cariñosamente al monte como La Montaña de los
Monos, por la gran cantidad de macacos rhesus que la habitan y que entretienen
tanto a visitantes como peregrinos con sus piruetas y travesuras.
PLAZA DE DURBAR EN HANUMAN DHOKA
El centro histórico de la ciudad de Katmandú es un conjunto de templos,
palacios, stupas y plazas. Es un sitio para pasear con calma, para pararse
delante de los monumentos, concentrarse con el atareado quehacer de la vida
diaria del bullicioso centro, observar las ceremonias religiosas o entrar en
los tranquilos patios de los palacios para respirar el aire histórico de unas
construcciones centenarias.
Junto a la entrada del Palacio Real de Katmandú se encuentra una estatua
del dios simio Hanuman, del cual toma el nombre la puerta y la plaza en
general. La estatua está tapada por una tela dorada, dicen que para evitar que
el dios pueda ver las esculturas eróticas esculpidas en la madera de todo el
palacio. En el palacio se pueden ver varias de las construcciones realizadas
por las distintas generaciones de las dos dinastías reinantes (Malla y Shah,
desde el siglo XV) que dejaron su impronta.
Los efectos devastadores de terremoto de 2015 todavía son visibles en
algunas grietas por arreglar, un techo a medio caer y el piso de una torre que
todavía falta reconstruir, pero a parte de esto la visita merece toda la pena,
aunque sea solo para ver cómo quedó el Land Rover del rey cuando sufrió un
atentado en los años sesenta.
KUMARI, LA DIOSA VIVIENTE
Cerca del Palacio Real se encuentra Kumari Ghar, la casa de la
Kumari Real, una niña virginal que representa la encarnación de Taleju, una
forma de la diosa Devi hindú. La Kumari es escogida entre las niñas de la
casta Shakya y Bajracharya por sus características (hay una lista de
treinta puntos que debe cumplir) y ejerce la función de Kumari hasta la
pubertad. Entonces es reemplazada por la siguiente Kumari escogida.
La Kumari es venerada tanto por hinduistas como budistas de Nepal, y a
pesar de que otras ciudades o pueblos tienen su versión de Kumari, ninguna es
tan reverenciada como la de Katmandú.
KAL BHAIRAV
Uno de los monumentos más conocidos de Katmandú es Kal Bhairav, una
enorme pared de la que sale una imagen terrorífica del dios Bhairava, una manifestación
salvaje y destructora de Shiva. Los devotos le ofrecen flores e incienso
para asegurarse un buen camino.
PLAZA DE BASANTAPUR DABALI
La plaza más grande de Katmandú, Basantapur Dabali, está rodeada
por un lado por los muros del palacio, pero por los otros tres lados hay
tiendas, restaurantes y casas. Algunos de los restaurantes cuentan con áticos
con terraza desde los cuales contemplar la plaza y los edifcios anexos del
Palacio. Desde aquí se puede ver con todo detalle el artesonado y el detalle de
la madera del techo de palacio, y desde la tranquilidad de las alturas, se
puede degustar una cerveza fría, marca Everest, por supuesto, para poder estar
más cerca del pico de la montaña más alta del mundo.
BARRIO DE THAMEL
Los viajeros que quieran acercarse a pie a la montaña, o apuntarse a un
trekking de aventura por el Himalaya, harán bien de proveerse del material
necesario en Thamel, el barrio más comercial de Katmandú donde tanto se
venden souvenirs como excursiones o, especialmente, material técnico de
montaña. Las prendas suelen ser copias asiáticas de grandes marcas como The
North Face, Millet, Mammut, etc., pero son de calidad y sin duda serán imprescindibles
para aguantar el rigor de la climatología de la montaña.
Agradecimientos a los que hicieron posible este viaje:
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