En el cálido sureste de Francia, bañada por la claridad del
Mediterráneo, Sète es una pequeña
población marinera, tranquila y lejos de las rutas tradicionales, que merece la
pena conocer.
Aquí te contamos...
QUÉ VER EN SÈTE
Sète, una ciudad con historia reciente
La ciudad de Sète
(Seta en occitano) ya fue habitada desde la antigüedad, pero empezó a ser
importante a partir de la decisión del rey Luis XIV de construir el Canal du Midi. En 1666, Pierre-Paul Riquet de Bonrepos, el arquitecto designado
para realizar esta obra de ingeniería que atravesaría todo el sur de Francia y
juntaría las aguas del Mediterráneo y el Atlántico para facilitar el comercio, empezó a edificar el puerto de Sète,
que se convertiría en la puerta de acceso al Canal por el Mediterráneo. Aquí
los habitantes lo llaman el Canal Royal.
Desde entonces, la ciudad empezó a crecer y a adquirir sus
monumentos más simbólicos.
Sète, una ciudad que vive en el mar
Los canales y la laguna cercana convierten a Sète en una
ciudad principalmente marina, pero además el puerto comercial es de los más
importantes de Francia (especialmente para la exportación del vino) y su puerto
pesquero es el más importante del mediterráneo francés. No es raro incluso
encontrarse grandes barcos amarrados al canal que atraviesa la ciudad.
Cada dos años los viejos tiempos marineros invaden la ciudad
de Sète en el gran festival de veleros llamado ESCALE À SÈTE. Se trata
del encuentro más importante de veleros tradicionales en el Mediterráneo
francés que acoge a más de cien veleros provenientes de todo el mundo. Este
2016, con motivo de la celebración de los 350 años del puerto de Sète, llegaron
a congregarse hasta 150 barcos de vela de todo tipo: goletas, bricks, fragatas,
chalupas, carracas, yawls, queches,…
Sète, una ciudad de gastronomia exquisita
Sète se encuentra junto a la laguna de Thau, donde hay
centenares de cultivos de ostras. Las
ostras de Sète tienen una fama bien reconocida y forman parte de los menús
diarios que se pueden encontrar en los muchos restaurantes a lado y lado del
canal. Otro producto gastronómico
esencial de Sète es la famosa Tielle,
una empanadilla con pulpo y especias.
Puede encontrarse en varios tamaños y con variantes, pero es el plato
tradicional de la ciudad y cada lugar lo sirve de una forma distinta. El origen
se remonta a los desayunos de las familias de pescadores italianos que vivían
en el Quartier-Haut, pero a partir de 1930 se empezaron a comercializar y se
dieron a conocer al público general.
Sète, una ciudad llena de cultura
Hay dos personajes universalmente conocidos que nacieron en
Sète y que tienen su espacio museístico en la ciudad que recuerda a sus hijos
predilectos: Georges Brassens y Paul Valéry.
El cantautor Georges
Brassens (1921-1981) nació en el número 54 de la calle que ahora lleva su
nombre y se hizo famoso especialmente por las elaboradas letras de sus
canciones, que eran pura poesía y que le valieron el Premio Nacional de Poesía.
Su canción “La mauvais réputation”, de 1952, le lanzó a la fama.
Se puede conocer más sobre la figura de George Brassens en
el Espace Brassens.
El otro hijo pródigo de Sète fue el poeta
Ambroise-Paul-Toussaint-Jules Valéry, conocido por su seudónimo, Paul Valéry, que nació en Sète en 1871
y está enterrado en su cementerio marino. Está considerado el padre de la
poesía pura y sus obras se han traducido a multitud de idiomas. Puede conocerse
más sobre su figura en el Museo de Paul Valéry.
Sète, una ciudad de fiestas
Entre los varios festivales y fiestas que se celebran a lo
largo del año en Sète, hay uno que destaca, y es la famosa Tintaine. Se trata de las
justas náuticas o languedocianas que vienen celebrándose cada año el 25 de
agosto en Sète desde 1666. Se trata de la versión acuática de los torneos
medievales en los que caballeros armados con lanza tenían que tirar de su
caballo al oponente. En este caso, los caballos son pesadas barcas de remos
(unos 8 o diez por embarcación) y el caballero, armado con lanza y escudo, se
pone en una estructura elevada a popa (la Tintaine).
Es un deporte de riesgo y peligroso, pero que atrae a miles de personas para
presenciarlo y enfrenta a diferentes clubes y asociaciones que realizan torneos
similares no solo en Sète sino en poblaciones cercanas como Port-La-Nouvelle,
Narbonne, Béziers, Agde, Marseillan, Mèze,… El objetivo es que uno de los dos
caiga al agua.
Sète, entre la tierra y el mar, bien se merece una visita…
P.S. Si te gustan los barcos de vela y quieres conocer un poco más sobre la ESCALE À SÈTE, puedes leer este artículo que escribimos sobre el Le Marité, uno de los barcos que asistió en el festival de veleros del 2016: