Desde los tiempos de Marco
Polo y su LIBRO DE LAS MARAVILLAS DEL MUNDO, literatura y viaje han ido
de la mano para que los viajeros pudieran contar las historias, anécdotas e
impresiones de sus viajes. Y esos libros de viaje se convirtieron, para muchos,
en la chispa que inició el fuego del wanderlust
que inflama el corazón de los viajeros empedernidos. Las lecturas de infancia o
juventud muchas veces pueden tener ese efecto: crear en la mente en desarrollo
unas ganas de conocer el mundo que solo los kilómetros permiten saciar. Muchos
grandes viajes empiezan en el sofá de casa, en la estación de metro o en la
biblioteca de barrio con un libro entre las manos. A mi me pasó con el viaje a Alaska y el Yukón que después relaté
en el libro TIERRAS DEL NORTE. La inspiración original me vino después de leer los libros COLMILLO
BLANCO y LA LLAMADA DE LA SELVA de Jack
London. Y lo mejor de todo es que, entre el libro y la realidad, no había
diferencia. Mientras caminaba con una mochila de treinta kilos por el camino
del Chilkoot siguiendo el paso de los buscadores de oro de finales del siglo
XIX, estaba reviviendo las páginas de esas lecturas de London.
Esos libros iniciáticos y los viajes derivados de ellos
son los que recordamos con más cariño y nostalgia, como si fueran buenos amigos
cuyo recuerdo siempre nos reconforta. Aprovechando
que es 23 de abril y se celebra Sant Jordi y la muerte de Shakespeare y Cervantes,
he preguntado a algunos amigos blogueros de viaje cuáles fueron las obras que
les inspiraron a viajar. Estas son sus respuestas: 10 Libros que Inspiran a Viajar.
El libro que inspiró nuestros viajes, probablemente, sea
la suma de todos aquellos relatos inspiradores que a lo largo de nuestras vidas
hemos ido disfrutando. Desde Tintín
a Julio Verne, pasando por los
relatos viajeros de Jack London,
entre muchos otros. Por eso, y para salirnos un poco del tipo de relato más
habitual, vamos a proponeros un libro titulado ATLAS DE ISLAS REMOTAS, de Judith Schalansky. ¿Qué tiene de especial este libro? Sin duda, una
característica que deberían tener todos los libros de viajes: la curiosidad por descubrir, el afán por llegar a
conocer el fin del mundo, aunque sea a través de las peripecias y aventuras de
otros.
La particularidad de este libro es que no es una novela,
ni un relato ficticio. La autora del mismo decidió saciar sus ganas de viajar a
lugares remotos estudiando y conociendo la historia de grandes viajeros de
otros tiempos que arribaron a las islas más remotas de nuestro planeta. Algunas
de ellas, incluso, con historias verdaderamente sorprendentes.
Sin duda, una gran opción para aquellos lectores a los
que les guste viajar incansablemente, aunque sea a partir de las historias y
vivencias de otros. Y de las páginas de un bonito libro.
Rachele
Cervaro, del blog Surfing the Planet, nos propone
una novela para viajar tanto físicamente como en el tiempo.
Desde que tengo recuerdos de mi
infancia mi sueño más grande era ir a Londres.
No sé bien la razón; quizás porque era una ciudad muy grande, llena de vida y
muy moderna y yo viviendo en una pequeña ciudad me veía fantasear sobre cuándo
habría finalmente realizado mi sueño. Si pienso en un libro que me dio un poco
de empujón para empezar a viajar, enseguida me viene a la mente uno en
particular.
Cuando era estudiante, la
profesora de literatura nos dio de leer uno de los clásicos, OLIVER
TWIST de Charles Dickens. Al
principio lo encontré un poco difícil para mi edad de entonces, pero luego,
siguiendo con la lectura, empecé a vivir con el personaje en aquella Londres inmensa casi laberíntica,
con callejuelas estrechas, polvorientas y sucias donde abundaban los
delincuentes. Lo sé, no es un escenario que en general de muchas ganas de
viajar pero yo, en el fondo, sabía, que aquella Londres del libro de Dickens ya
no existía y que en su lugar había una ciudad inmensa, llena de vida y de colores.
La primera vez que por fin
conseguí visitar Londres, recuerdo perfectamente que cuando paseaba por sus
calles grandes con sus edificios enormes, pero también por sus callejuelas
estrechas tenía la sensación de ser como Oliver Twist cuando corría por toda
Londres y se sentía tan pequeño en aquella ciudad que para un niño es enorme.
Alejandro
Martínez Notte, de Teleaire, nos propone dos joyas de
libro que le inspiraron a viajar.
¿Acaso hoy un niño puede imaginar un tiempo donde no
había celulares, videojuegos o dibujos a cada hora del día? Pues así fue mi
infancia, como la de muchos, con poca televisión y mucho aire libre.
En esa época tan linda dos clásicos cayeron en mis manos
y dispararon para siempre mi pasión por viajar y conocer el mundo. Esos libros
fueron EL PRINCIPITO de Antoine
de Saint-Exupéry y LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DÍAS de Julio Verne.
En ese entonces sin la facilidad de las
telecomunicaciones y siendo los viajes en avión privilegio de muchos menos que
al día de hoy, pensar en el Sahara o en
Bombay era algo tan fascinante como intrigante. Eran las enciclopedias o
los manuales de la escuela los que nos traían retazos de esos sitios
misteriosos que de tan lejanos parecían inaccesibles.
Agradezco que estos dos libros abrieran esa dimensión que
me atrapó: la de quienes recorren el planeta a bordo de aviones, trenes,
barcos, a pie ¡y hasta trineos! Gracias a estas dos joyas soñé con metas que
gracias a la vida y a mi convicción se han vuelto muchas de ellas realidad.
¡A seguir leyendo soñando y viajando!
Genís Mauri, del blog areveure.cat nos propone una vuelta al mundo en bicicleta que le inspiró a viajar, RODAMÓN:
UNA VOLTA AL MÓN AMB BICI de Xavi
Narro.
El título pone la carne sobre la parrilla, sin rodeos. Rodamón es el viaje personal del
periodista Xavi Narro, quien fue guionista del mítico programa APM? y que
decidió dejar el trabajo para llevar a cabo una promesa que había hecho años
atrás. La cumplió. Inspirado por las lecturas de EN LA CARRETERA de Jack Kerouac y HACIA RUTAS SALVAJES de Jon Krakauer, esta es una narración
trepidante, repleta de aventuras y anécdotas, de reflexiones personales y sobre
el mundo, escrita en clave irónica, que nos atrapó desde el párrafo inicial (con
las primera pedaleadas saliendo des de Barcelona) y nos transportó, sobre las
dos ruedas de la Specialized de
Narro, por rincones de los cinco continentes...
Y así es como se inquietaron los pedales de nuestra
bicicleta para empezar un periplo similar y descubrir el fascinante mundo del
cicloturismo.
Elena del blog Mochileros de Viaje, nos habla justamente también de HACIA RUTAS SALVAJES, de Jon Krakauer, como una de las lecturas
que la empujó a viajar.
¿Qué lleva a un joven californiano que aparentemente lo
tiene todo a abandonar a su familia sin decir nada para comenzar un viaje
insólito por la naturaleza? La obra Hacia rutas salvajes, del periodista
estadounidense Jon Krakauer, es uno
de los libros de cabecera de miles de mochileros y aventureros de todo el
mundo. Siempre es más fácil idealizar a un joven outsider que a un ciudadano
gris y el idealismo está ahí: el veinteañero deportista e inteligente que
decide dejarlo todo para hacer realidad un
viaje iniciático en busca de experiencias trascendentes y que le llevará hasta
Alaska por sus propios medios viviendo de lo que la naturaleza le da.
El desconcierto y la tragedia también, puesto que la
historia de Christopher McCandless no hubiera trascendido en sí misma sin la
dureza de su decisión y consecuente final. La ideología de McCandless, basada
en las lecturas de Jack London y en
su aproximación pura a la naturaleza, es uno de los ganchos del libro. Quién no
piense en algún momento de la obra en dejarlo todo para empezar una aventura
por desiertos y bosques es que definitivamente no le gusta viajar.
Pero Hacia ruta salvajes también me ha
resultado particularmente inspirador a la hora de viajar por el modo en que la
historia llegó al gran público: una noticia que aparece en el periódico, un
periodista que decide investigar y que se encuentra con una historia real que
impacta a millones de personas. Un gran
relato sobre algo más que un viaje. Eso es algo que me gustaría encontrar
alguna vez aunque no sea necesario que llegue a publicarse en los diarios.
Aunque sólo sea para mí.
Leí este libro durante mi primer gran viaje a Asia y allí
constaté como otros mochileros también hacían lo propio. Es difícil ser
original. Pero al igual que al protagonista de la obra, nuestras pequeñas
aventuras durante ese verano también nos cambiaron un poco, nos hicieron
contactar con la naturaleza y nos permitieron superar miedos aunque para ello
muchos otros tuvieran que sufrir un poquito por nosotros. Esto último es algo
que no vemos, pero que al contrario que McCandless, sabemos y nos reconforta. Un
viaje es una de las mejores formas de vivir y de contar historias, pero también
de encontrarlas. Y en eso estamos.
Ya sabéis lo que dicen. Leer es peligroso, pero solo para la ignorancia.
Y leer
sobre viajes es todavía más peligroso, porque quizá entonces quieras empezar a viajar.
¡Felices lecturas y
felices viajes!