Cuando
uno piensa en Nepal siempre le vienen a la mente las altas montañas del
Himalaya, con templos situados en vertiginosos acantilados, unas cuantas
banderitas volando al viento y los caminos repletos de sherpas porteando
inhumanas cargas. Y Nepal es eso. Pero también es mucho más, como por ejemplo el Parque Nacional de Chitwan, una zona de selva tropical repleta de animales salvajes.
En
el sur del país, haciendo frontera con la vecina India, se extiende una región
llana, donde las montañas más altas apenas superan los mil metros, donde los
ríos fluyen tranquilos en sinuosos meandros y donde la vegetación, lejos de ser
arbustiva, florece en una selva tropical casi impenetrable.
En
este post te explicamos lo que hay
QUE VER EN LA SELVA DE CHITWAN, NEPAL
El
gran atractivo del sur de Nepal es
el Parque Nacional de Chitwan, el
primero que se instituyó en el país en
1973 y en el que viven rinocerontes, leopardos, elefantes y varios tipos de
ciervos y cocodrilos.
Como
lugar dentro de la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO,
el Parque Nacional de Chitwan es uno de los destinos favoritos por los turistas
que visitan Nepal, especialmente por la facilidad de ver a la fauna local.
Un Parque Nacional bien conservado
Hasta
los años 1950 la selva cubría casi todo el Valle de Chitwan. Entonces, más de
800 rinocerontes indios habitaban la región. El lugar era habitado también por
poblaciones esparsas de tribus locales, como los Tharu, que se habían adaptado
a la vida en la selva y que, especialmente, habían conseguido una cierta
resistencia ante la malaria rampante.
Cuando
empezaron a escasear tierras de cultivo en el norte, en los años sesenta, se
talaron grandes zonas y se eliminaron los mosquitos con DDT. Llegaron miles de
personas del norte, y la población de rinocerontes bajó hasta 95. El gobierno
tuvo que hacer algo: delineó los más de 900 kilómetros cuadrados del Parque
Nacional de Chitwan y creó una guardia forestal especializada para combatir la caza
furtiva, dispuestos en varios campamentos a lo largo y ancho del parque.
El Parque de los rinocerontes
Afortunadamente
gracias a esa iniciativa la población actual del rinoceronte indio en Chitwan
se ha recuperado hasta los más de 500 individuos y este Parque es el mejor
lugar del mundo para observar al rinoceronte (Rhinoceros unicornis). Pero se vea o no al rinoceronte (o al tigre,
el otro gran animal bastante presente en el parque, con 126 ejemplares) una
visita a Chitwan es una de las mejores maneras de ver que no todo en Nepal son
montañas.
Alrededor
del parque, al otro lado del río Rapti, hay varios pueblos con hoteles o
albergues, pero junto al agua del río, frente a la misma selva repleta de langures
y macacos Rhesus, se encuentran algunos resorts que, al estilo africano,
permiten vivir la naturaleza salvaje con cierta comodidad.
Desde
los resorts pueden organizarse excursiones en todoterreno hacia el interior del
parque. Se cruza el río Rapti por un largo puente y después de superar un
control de ingreso se puede circular por los caminos de arena y disfrutar de la
vegetación exuberante. La palabra Chitwan viene de Chitta Wan, que significa el
corazón de la jungla, por lo que el bosque tropical selvático es el principal
bioma del parque. Los bosques de sal (Shorea
robusta) predominan en el parque, pero aquí y allá aparecen charcas donde
se abrevan los animales y donde a veces se refrescan los rinocerontes. El
todoterreno avanza por las pistas forestales y se detiene cuando se observa
algunas de las cuatro especies de ciervo que se pueden ver en el parque: ciervo
porcino (Axis porcinus), muntjac (Muntiacus muntjac), axis (Axis axis) y el sambar (Rusa unicolor).
En
algunos tramos, el bosque deja paso a grandes extensiones de hierba alta
(conocida como hierba elefante). Este es el lugar favorito de los rinocerontes,
que campan a sus anchas por la hierba, lejos de la prisión de troncos que
representa el bosque.
Es aquí,
pues, donde hay que ir con ojo avizor, puesto que los rinocerontes pueden estar
a tres o cuatro metros de la carretera y no verlos por la falta de visibilidad.
A lo
largo del parque existen unas cuantas torres de vigilancia donde se puede subir
para escanear el horizonte expandido con los binoculares. Desde los casi veinte
metros que alcanza algunos de estos machan, o refugios de cazador, se
distingue claramente cualquier rinoceronte que esté en la vecindad.
Son
animales grandes (de más de tres metros y medio de largo y unos dos mil kilos
de peso) que tienen la tranquilidad de su coraza de piel y que no temen a
nadie. Es por ello que es relativamente fácil de dispararles (y por ello la
caza furtiva tiene que estar muy controlada) o de verles. Tomo una excursión en
jeep por la selva y veo primero a un macho solitario y después a una hembra con
una cría más alejada, ya al borde de la selva. Desde lo alto del machan
distinguí aún otro ejemplar, más grande y con un cuerno (uno solo tienen los
rinocerontes de esta especie) que le
llegaba al palmo.
Hay
que ir prevenido contra la lluvia. Chitwan es una selva tropical de clima
monzónico, y a pesar de que las lluvias suelen concentrarse en una cierta época
del año, casi cada tarde del año puede llover. Y cuando llueve las carreteras
se convierten en una pista de patinaje en la que las ruedas del todoterreno
parecen ir cada cual a una dirección distinta.
Un paseo en canoa
Las
aguas del río Rapti pueden ser el marco para una magnífica excursión en canoa
para conocer de cerca otras especies animales de la selva de Chitwan. Se suele
utilizar una canoa fabricada con un tronco de árbol vaciado y guiada tanto por
un barquero con pértiga a la proa como por otro con remo a la popa. El ritmo
suave del agua invita a la contemplación
tranquila de la naturaleza salvaje que se extiende más allá de la borda. Algún
martín pescador posado en un árbol cercano espera el momento propicio para
lanzarse en picado al agua para capturar un pez. Al borde del agua, apenas
sacando los ojos y los espiráculos a la superficie, distingo el morro de un
cocodrilo de las marismas (Crocodylus
palustris). Los ingleses lo conocen como mugger crocodile, palabra
originada del Hindi magar, que significa “monstruo acuático”. No parecen muy
agresivos cuando son pequeños, pero pueden llegar a tener hasta cuatro metros
de largo.
Hay
cocodrilos en Chitwan que pueden llegar a ser incluso más grandes (hasta seis
metros), pero en realidad no son cocodrilos sino gaviales (Gavialis gangeticus). Son del mismo orden pero de otro género
distinto, y se distinguen por el estrecho morro lleno de dientes salidos y una
especie de protuberancia (muy desarrollada en los machos) en la punta de las
fosas nasales. Los gaviales están en grave peligro de extinción (se calcula que
solo quedan doscientos ejemplares en libertda), por lo que proyectos que ayuden
a su repoblación son inestimables. En la selva de Chitwan existe un centro de
cría de gaviales para poder liberarlos cuando llegan a un cierto tamaño, y se
puede visitar para conocer la manera que tiene el gobierno de Nepal para
combatir con la amenaza de la extinción de esta especie.
Un safari en elefante
Hay
otra manera de moverse por la selva de Chitwan. Es la que usó desde siempre la
realeza nepalí y la aristocracia local cuando venían aquí para cazar: se subían
a un elefante y desde la seguridad de la altura podían atravesar ríos y charcas
y mares de hierba alta. La caza ya no es permitida en Chitwan, pero los
elefantes siguen estando ahí y los jinetes que ahora llevan son turistas y
visitantes con ganas de ver a la fauna salvaje. Propiamente no se puede visitar
el Parque de Chitwan a lomos de elefante, porque las visitas ahí en este medio
están ahora prohibidas. En el interior del parque hay elefantes salvajes y
elefantes domésticos, pero estos últimos solo sirven para los guardias
forestales, que les utilizan para patrullar y para poder arreglar los caminos.
Pero sí existen rutas en los alrededores del parque que pueden hacerse a lomos
de elefante, una experiencia que le transporta a uno a los tiempos de los
maharajás. El paquidermo avanza casi en silencio, instruido por su mahout solo
con una ligera presión de los pies detrás de las orejas y algunas instrucciones
vocales (pueden llegar a comprender 20 palabras).
El poblado de Tharu
Una
visita a la selva de Chitwan no sería completa si no se ve una aldea Tharu.
Esta es una de las etnias que habita la región. Son descendientes de indios del
Rajasthan provenientes del desierto del Thar que llegaron aquí en el siglo XII
y que desde entonces han sabido adaptarse perfectamente a las condiciones de la
selva. Sus casas de caña y barro son frescas en verano y cálidas en invierno.
Casi no tienen ventanas, en parte para evitar la entrada de mosquitos y, según
sus creencias, evitar que entren los malos espíritus. Trabajan los campos de
arroz y tienen vacas como ganado, y una de las actividades que realizan suele
ser los bailes tradicionales que muestran casi cada noche en alguno de los
lodge. Chicas vestidas de blanco y decoradas con sortijas y brazaletes dorados
bailan y cantan al son de tambores y flautas en una danza de ritmos monótonos
que, en el calor de la noche, se confunde con los ruidos cercanos de la selva:
los grillos lastimeros, los monos gritones y el opaco rugido de algún tigre
hambriento…
Agradecimientos a los que hicieron posible este viaje:
No hay comentarios:
Publicar un comentario