Hace unos días una de mis alumnas en el curso que realizo en Casa Elizalde junto a mis compañeros de Terra Incognita Explorers, acudió a mi comentándome que yo, que había viajado tanto, quizá la podía ayudar
con una duda que ella tenía. Quería ir de viaje a Irán, pero después también quería visitar a su hijo en Estados Unidos, y había escuchado algo
por ahí que decía que eran dos cosas incompatibles.
Bueno, incompatibles no son, pero cuestan dinero y
esfuerzo. Irán, como Irak, Siria, Sudán, Libia, Somalia y Yemen
son países catalogados como conflictivos según los agentes de frontera de los
Estados Unidos y por ello cualquiera que entre al país americano habiendo
estado en uno de ellos después de 2011 se arriesga a ser cuestionado durante
horas y a ser devuelto para su casa.
Los visados pueden ser a veces complicados, y por
ello hay empresas que se dedican a
gestionarlo asesorando a los clientes. Para obtener el ESTA, por ejemplo, el visado
de entrada a los Estados Unidos de América, uno mismo se lo puede hacer por
internet, pero cuando existen dudas, desconocimiento de los entresijos legales
o, simplemente, ganas de no tener ningún quebradero de cabeza, lo mejor es
dirigirse a alguna empresa que lo gestiona directamente como, por ejemplo, Oficial ESTA.
Y
es que los pasaportes y la obtención de los visados pueden ser un tema delicado
antes o durante los viajes.
Si eres amante de los viajes por Medio Oriente, por
ejemplo, y visitas Israel, te darás
cuenta de que actualmente ya no visan el pasaporte. Es su manera práctica de
conseguir que quieras regresar puesto que, en cuanto en otro país vecino se dan
cuenta de que has visitado Israel, empieza un largo interrogatorio que la
mayoría de viajeros queremos evitar. Antes, había que pedir de forma expresa en
la frontera de Israel que no estamparan el visado en el pasaporte (y en cambio
lo hacían en un trozo de papel que debías entregar al salir del país). Ahora ya
lo hacen así por defecto para no provocar conflictos.
En otras ocasiones, conseguir un visado puede ser una tarea de mucha paciencia,
especialmente en países africanos. Y la pena es que allí no existen
empresas como Oficial ESTA que tramiten visados. El trabajo lo tienes que hacer
tú in situ, y conocer la complicada
burocracia africana puede ser complicado. Una vez, en Mali, un amigo de un amigo (no sé si me entendéis) tuvo que pedir en
la embajada de Guinea Conakry en
Bamako el visado de entrada al país. Y le daban una fecha de dos semanas para
tenerlo resuelto. El amigo de mi amigo no tenía tanto tiempo.
−¿Y no se podría hacer nada para ir más deprisa? −preguntó
al funcionario.
Éste le enseñó una pila de pasaportes que formaba
una alta columna a la derecha de la mesa.
−Mire, estos son los pasaportes que están en último
lugar. El suyo iría aquí.
Pero luego le enseñó otra pila, mucho más pequeña, a
la izquierda de la mesa.
−Y estos son los pasaportes que van por la vía
rápida.
Sobresaliendo de entre las páginas de cada uno de
esos pasaportes el amigo de mi amigo vio que asomaban billetes de diez mil
cefas. No era mucho, unos quince euros al cambio.
−Discúlpeme, me solicitan en recepción −dijo el
funcionario, saliendo de la sala.
El amigo de mi amigo pensó rápido, sacó un billete
de su cartera y lo introdujo entre las páginas en su pasaporte.
Cuando el funcionario regresó, el amigo de mi amigo
se levantó del asiento y le alargó el pasaporte, con el billete sobresaliendo de
entre las páginas como una lengua burlona.
−Póngalo en la pila de los pasaportes rápidos,
¿quiere? −le dijo al funcionario.
−Perfectamente, señor. Mañana tendrá listo su
pasaporte.
Recuerdo que en mi viaje a Sudáfrica también tuve un primer contacto con la realidad de
fronteras cuando al bajar del avión procedente de Europa llegué a inmigración.
−No te puedo dejar pasar −me dijo el agente, un
africano de casi dos metros de alto y una espalda que parecía un armario−. No
hay suficientes páginas en blanco
No parecía de los que encajaran bien ninguna queja,
pero me quejé:
−¿Cómo? ¡Pero si hay seis páginas vacías!
−Son justas −me dijo muy serio.
Yo contaba que eran suficientes, y después de mucho
tira y afloja conseguí que me visara una de las páginas y me dejara pasar. Pero
el episodio iba a ser una revelación, puesto que al final sí me acabé quedando
sin páginas, y necesitaba un último visado para entrar a Zimbabue.
La gestión, en la frontera, fue complicada. El
visado era de esos adhesivos que ocupaban toda la página y, después de un viaje
largo que incluía también Swazilandia,
Lesotho y Botswana, no quedaba ya ninguna página vacía.
−No veo donde puedo pegar el visado −me dijo muy
correcto entregándome el pasaporte.
Me lo miré angustiado y revolví todas las hojas. No
había ninguna vacía, pero la página 7 solo tenía un visado de Marruecos.
−Esta está casi vacía -le dije enseñándosela.
−Pero ya tiene un sello.
−Muy pequeño…
−No puedo pegarlo sobre un visado ya existente.
Seguí hojeando el pasaporte y descubrí que una de
las páginas introductorias, a pesar de tener un corto texto, estaba el resto
totalmente en blanco.
−¿Y aquí? −pregunté.
El funcionario me miró dubitativamente. Lo estaba
convenciendo…
−Esta página está vacía. Aquí cabe… −le acabé de
comentar.
Después de dudar un poco, sacó uno de los visados
adhesivos de un cajón y lo pegó en la página. Lo rubricó y lo estampó con un
sello de goma.
−Aquí tiene –me dijo.
¡Ya tenía mi visado! Me costó un poco de sudor y
muchos nervios, y aprendí una de las lecciones básicas del decálogo del buen
viajero:
ANTES DE VIAJAR, ASEGÚRATE DE QUE
TIENES UN PASAPORTE ADECUADO.
Y eso incluye no solo el número de páginas vacías,
sino también los visados que ya tienes marcados y que te pueden condicionar la
aceptación en próximos países en tus viajes.
Por cierto, si has visitado Irán, Irak, Siria, etc.
y quieres viajar a Estados Unidos, necesitas un visado especial que gestiona la
Embajada de Estados Unidos en Madrid. Hay que pedir cita, presentarse allá y
justificar que realmente solo estuviste en estos países de turista.
Así de fácil, o
difícil…
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