Así
como ciertos platos de comida tradicionales se han hecho tan famosos que
identifican ya a sus países de origen, también algunos licores de ciertas nacionalidades
han venido a representar los valores de la patria: si el tequila mexicano es
seco pero lleno de vida como las tierras del norte del país, el whisky escocés
tiene la suavidad de la hierba siempre verde y el aroma de la turba recién
extraída, el limoncello rezuma el frescor de los cítricos madurados al sol del
sur de Amalfi y el vodka es serio pero exaltado como los cosacos rusos, ¿cómo deber ser el licor que defina el
espítiru de Israel?
¿Cuál es y a qué SABRÁ
este licor?
Si
pensamos en cómo debería ser este licor, ¿qué características nos vienen a la
cabeza que lo pudieran definir?
- En primer lugar debería ser SUAVE, como el clima israelí.
- Debería ser AFRUTADO, para que mostrara la riqueza de cultivos frutales del país: por ejemplo, algo que recordara el ácido y dulce sabor de las naranjas de Jaffa…
- Sería sin duda BUENO, como la rica y variada gastronomía del país.
- El licor sería además ROBUSTO, como el pueblo israelí que sobrevive junto al desierto, y su carácter lo podría aportar el amargo destello de un chocolate denso, que le aportaría además el contraste como el que se ve desde el espacio mirando el territorio del país, con sus verdes extensiones de cultivos y el amarillento desierto sin vida.
- Por último, el licor de Israel debería mostrar a su vez la ANTIGÜEDAD de sus yacimientos y reliquias, y debería venir, por ejemplo, en una botella bien bonita, algo que trasladara al Próximo Oriente con sólo verla, que recordara a las botellas donde se esconden los genios, y debería inspirarse en al historia milenaria de esta región.
Por
supuesto, su nombre debería de estar totalmente unido a la esencia de los
israelitas, para que licor y país se fundieran en un solo espíritu.
Parece
un reto muy complicado conseguir el licor perfecto de Israel, pero si nos
fijamos en sus características, SABREMOS que ya existe este licor y que el #retosabra queda vencido:
- Suave
- Afrutado
- Bueno
- Robusto
- Antiguo
En
efecto, el licor de Israel ya existe y se llama SABRA. Embotellado en un
equilibrado recipiente inspirada en una botella de vino fenicia de más de dos
mil años de antigüedad, el licor israelí mezcla el denso chocolate con la viva
acidez de las naranjas para conseguir una mezcla buena, robusta pero muy suave.
El
licor lo desarrolló en 1963 Edgar Bronfman destilando el jugo de las tunas, los
higos chumbos rojos y maduros que da el cactus del nopal de México (Opuntia ficus-indica). El gusto quizá no
acabó de quedar bien conseguido, con lo que se sustituyó la fruta del desierto
por el cacao del chocolate (otra fruta importada de México) y el jugo de
naranja. Esta vez sí cuajó la idea y el licor SABRA consiguió por fin la receta
que ha mantenido hasta la actualidad, convirtiéndose en el licor por excelencia
de Israel.
¿Y
sobre el nombre? SABRA viene de TZABAR, como se bautizó al cactus traído de
México en el siglo XVI. Como se adaptó tan bien a las áridas condiciones del
desierto, empezó a usarse el mismo nombre para designar a los habitantes de
Israel de siempre (especialmente los que habían nacido ahí antes de la
formación del Estado en 1948), y ahora ya define a cualquiera que haya nacido
en Israel.
SABRA
es pues, tanto en el nombre como en su esencia, el licor de Israel.
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