Eslovenia es una tierra de cuevas y castillos,
y el monumento que mejor la define y agrupa estas dos características es, sin
duda, el Castillo de Predjama.
Alzado a medio precipicio, construido en una gruta excavada por la erosión a
media pared del acantilado, a medio kilómetro del pueblo del mismo nombre, el
viejo Castillo de Predjama es una
fortaleza imponente, no tanto por su tamaño, sino por su ubicación y el entorno
natural en el que se encuentra. La montaña en la que se construyó en la Edad
Media todavía sigue siendo un paraje casi salvaje de bosques, campos y rocas.
Pero no solo su arquitectura y su entorno natural son interesantes, sino que si por algo es conocido Predjama es por su historia y, sobretodo, sus leyendas.
Pero no solo su arquitectura y su entorno natural son interesantes, sino que si por algo es conocido Predjama es por su historia y, sobretodo, sus leyendas.
EL CASTILLO DE PREDJAMA
La Historia del Castillo de Predjama
La primera mención del antiguo
castillo, con el
nombre alemán de Luegg, se hace en un
pergamino de 1274, como una residencia del Patriarca de Aquileia.
Posteriormente pasó a la familia Luegg, los caballeros de Adelsberg.
Su
más conocido miembro fue Erazem Luegger,
un personaje ingenioso a la par que tumultuoso. En 1483, encontrándose en
Viena, mató al Mariscal Pappenheim en duelo para defender a un amigo ultrajado,
pasando a ser por ello enemigo del Emperador Federico III de Austria. Luegger se alió entonces con Matthias Corvinus,
el rey de Hungría, que también era enemigo del Emperador. Luegger empezó
entonces una serie de razzias y ataques sorpresa a poblaciones dependientes de
los Habsburgo en la zona eslovena de Carniola, y parte de los botines de guerra
los cedía a los pobres de la región, por lo que se captaba las simpatías del
pueblo y le ha valido el sobrenombre de
Robin Hood esloveno.
Cansado
de sus tropelías, el Emperador Federico
III mandó sitiar el Castillo de Predjama, que bajo las fuerzas de Gaspar Ravbar, gobernador de Trieste,
sufrió un implacable ataque. El castillo sin embargo, aguantó los embates de
los cañones y se mantuvo entero, aguantando gracias a su privilegiada posición
y a la robustez de sus paredes. Los atacantes, meses después de haber empezado
a sitiar el castillo, se sorprendían de que sus ocupantes no murieran de
hambre. Dice la leyenda que bastante después de haber empezado el sitio, Erazem Luegger les lanzaba cerezas frescas
a sus enemigos desde lo alto de una ventana. ¿De dónde había podido sacar
esas vituallas recién extraídas del árbol?
El secreto del Castillo de Predjama
El
secreto del Castillo de Predjama se encontraba en el interior de la gruta en la que se
ubica. Una de sus torres tapa la entrada a una cueva profunda, por la que se va
filtrando agua de toda la montaña que los habitantes conducían por canales para
obtener agua fresca, y siguiendo el interior de la cueva, un túnel secreto
terminaba en lo alto de la montaña, por donde Luegger podía conseguir
suministros frescos.
Ravbar
consiguió por fin capturar la fortaleza al cabo de 366 días, pero tuvo que ser
mediante traición. También según la leyenda, uno de los hombres de Luegger lo
traicionó. Cuando el barón del castillo se retiró a aliviarse en la letrina, un
pequeño habitáculo en lo alto de una de las terrazas del castillo, el traidor dispuso
una banderita como señal y los hombres de Ravbar dispararon un cañón que y
tenían apuntado hacia el antiguo wáter. Literalmente, cogieron a Luegger con los
pantalones bajados. Así, ignominiosamente, murió Erazem Luegger y el Castillo de Predjama fue conquistado.
Sus
ruinas fueron compradas por la familia Oberburg,
que luego, en 1511, las vendieron a la familia Purgstall. Ese mismo siglo un terremoto acabó de sacudirlas, y no
fue hasta la compra de las ruinas por el barón Philipp von Cobenzl que no fue construido el castillo actual, en estilo
renacentista. Con el tiempo, fue transformado en un pabellón de caza (aún
pueden verse algunas cornamentas de ciervo cazados en esos tiempos) y en el
siglo XIX acabó pasando por las manos de dos familias más hasta la Segunda
Guerra Mundial, cuando el estado de Yugoslavia acabó tomándolo de la familia Windischgrätz para convertirlo en un
museo.
La visita al Castillo de Predjama
Gracias
a eso hoy en día se puede visitar y admirar desde sus salas las impresionantes
vistas desde lo alto del acantilado. Se puede entrar en la mazmorra y descubrir
la profundidad del pozo en el que arrojaban a los presos condenados a morir de
hambre o de la caída cuando eran lanzados por la oubliette. Dicen incluso que hay un fantasma de un condenado que
todavía ronda de noche por la mazmorra.
La capilla, la sala del trono, la sala
de estar y el dormitorio, con sus pequeñas ventanas, son algunas de las
habitaciones más cómodas de la torre principal, aunque en su época no tenían
demasiados lujos: la humedad constante del ambiente de la cueva y la poca
insolación creaban una atmosfera de frío constante que no debía de ser muy
agradable.
La cocina era entonces la estancia más
caliente de todas,
puesto que un fuego en su interior quemaba siempre ya fuera para cocinar o para
calentar el agua. Además, tiene un par de curiosidades, como una pica para
lavar con desagüe directo y una especie de pozo basurero: un agujero por donde
lanzar todos los desperdicios y que da directamente al precipicio.
Subiendo
varios tramos de estrechas escaleras se accede a las terrazas superiores, desde
donde se observa una magnífica vista de los prados delanteros y de parte del
pueblo de Predjama. Aquí es donde se encontraba la letrina en la que murió
Erazem Luegger. Y justo detrás, cruzando un puente de madera, se accede a la
cueva desde donde arranca el pasadizo
secreto que permitía al Robin Hood esloveno entrar y salir del castillo a su
antojo. No se puede ir muy lejos, pero hay unas visitas especiales en las
que, con el equipo adecuado, se explora la cueva a más profundidad, y que son
la manera perfecta para acabar de conocer este fascinante Castillo de Predjama, la joya de Eslovenia.
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