“Al llegar la noche, estaba allí él solo,
mientras la barca ya iba bastante lejos de tierra firme. Las olas azotaban la
barca, porque tenían el viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos
caminando sobre el agua”. Así describe el evangelista Mateo el episodio de
Jesús caminando sobre el agua. El sitio, el mismo en el que me encuentro: el
Mar de Galilea al norte de Israel. Miro a mi alrededor y distingo el perímetro
de todo el lago, rodeado de un borde montañoso de laderas erosionadas.
A lo
largo del paseo marítimo de la ciudad de Tiberíades,
palpo la tranquila inactividad de una ciudad vacacional fuera de temporada.
Unas cuantas embarcaciones de recreo esperan amarradas a uno de los muelles en
espera de que los pocos clientes que hay por la ciudad se animen a alquilarlas.
Desde las rocas o el muelle principal, un par de pescadores lanzan sus anzuelos
y fijan sus cañas en los agujeros entre las piedras mientras esperan a que
pique algún pez, bajo la atenta mirada de un grupo de gaviotas a la espera de
que le sobre algún pez. El Mar de Galilea (llamado también Lago de Tiberíades),
era conocido por su abundante pesca, y cuatro de los apóstoles de Jesús eran
pescadores de la zona (Simón, Andrés, Juan y Santiago el Mayor). Aún así, a
veces eran necesario milagros para conseguir un poco de pesca, como el que
relata Lucas:
Una vez Jesús estaba a la orilla del
Lago de Galilea, y la gente se amontonó alrededor de él para escuchar el
mensaje de Dios. Jesús vio dos barcas en la playa. Estaban vacías porque los
pescadores estaban lavando sus redes. Una de esas barcas era de Simón Pedro.
Jesús subió a ella y le pidió a Pedro que la alejara un poco de la orilla.
Luego se sentó en la barca, y desde allí comenzó a enseñar a la gente.
Cuando Jesús terminó de enseñarles, le
dijo a Pedro:
—Lleva la barca a la parte honda del
lago, y lanza las redes para pescar.
Pedro respondió:
—Maestro, toda la noche estuvimos
trabajando muy duro y no pescamos nada. Pero, si tú lo mandas, voy a echar las
redes.
Hicieron lo que Jesús les dijo, y fueron
tantos los pescados que recogieron, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces
hicieron señas a los compañeros de la otra barca, para que fueran enseguida a
ayudarlos. Eran tantos los pescados que, entre todos, llenaron las dos barcas.
Y las barcas estaban a punto de hundirse.
Hace
ya tiempo que la pesca ha dejado de ser la principal fuente de riqueza de los
habitantes del lago, que se han centrado en el turismo especialmente desde la invasión
de los Altos del Golán durante la Guerra de los 6 Días que desposeyó a Siria de
acceso al Mar de Galilea.
El
turismo religioso, especialmente cristiano, es el principal pilar de la
industria local, ya que en la zona existen varios lugares mencionados en las
escrituras.
Tiberíades
La propia ciudad de Tiberíades, construida por Herodes
Antipas en el año 20 d.C. todavía conserva una torre romana junto al muelle,
además de otras ruinas más o menos bien conservadas. Hoy por hoy, la moderna
Tiberias es una ciudad balneario con grandes edificios de varias plantas
(muchos de ellos hoteles) y sin demasiado atractivo más allá del borde de las
aguas tranquilas del lago.
Jesus Trail
En
Galilea también se encuentra el JesusTrail, un camino de trekking de 64 km de largo que empieza en Nazaret y
termina en Cafarnaúm y pasa por Caná y el Monte Tabor. Esta montaña de 575 metros de altura se cree que es el
monte de la transfiguración de Jesús, en el que se transfiguró en una luz
radiante de gloria divina: “Y entre tanto
que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y
resplandeciente. Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran
Moisés y Elías. Quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su
partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.”
Caná
En Caná, muy cerca del Monte, Jesús hizo
su primer milagro, la conversión del agua en vino en la celebración de una
boda. Lo explica Juan el evangelista: Por
aquel tiempo se celebraba una boda en Caná de Galilea, cerca de Nazaret, y
estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus
discípulos. Y, como faltara el vino, le dice a Jesús su madre: «No tienen
vino». Jesús le responde: «Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha
llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Había
allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de
unos cien litros cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las
llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala».
Ellos se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino,
como ignoraba de dónde venía (los sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo
sabían), llama al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando
ya todos están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta
ahora».
Nazaret
Nazaret fue según la tradición cristiana,
el lugar donde Jesús pasó su infancia. Por eso le llamaban Jesús el Nazareno.
Se encuentra cerca del lago Tiberíades, y aunque una tercera parte de su
población es de creencia cristiana, el resto no es judío sino musulmán (es de
hecho la mayor población árabe de Israel). Poco se sabe de la infancia de
Jesús, así que no hay ningún edificio en el que se venere esa parte de la vida
de Cristo, pero sí que se venera el lugar de un episodio relacionado con él: la
Anunciación a María. Una inmensa basílica de 1969 está construida sobre las
ruinas de una iglesia bizantina que se construyó sobre la llamada Gruta de la
Anunciación, el supuesto lugar donde se encontrarían los restos de la casa de
infancia de la Virgen María y donde se apareció el arcángel Gabriel a Maria
para anunciarle que sería la madre de Jesús. Las ruinas de la gruta se
encuentran en el sótano de la iglesia y cualquiera que entre ahí puede tener
serias duda de que fuera el lugar, especialmente cuando después se lee que la
ciudad de Nazareth no existía en tiempos de Jesús y por lo tanto nunca hubiera
podido pasar la infancia ahí…
Yardenit
Lo
que sí existía era el río Jordán, que aún hoy sigue desembocando sus aguas al
norte del lago y se desliza en su extremo sur para poco a poco ir llegando al
Mar Muerto (aunque cada vez con menos agua). Dicen las escrituras que en el Jordán era donde Juan Baptista realizaba sus bautizos. Incluso se localizó el
lugar exacto, en Betania, en la frontera entre el actual Israel y Jordania, muy
cerca de la entrada al Mar Muerto. Aquí el Jordán baja muy sucio y con poca
agua porque ya la ha ido perdiendo a medida que irrigaba los campos del Valle
del Jordán. Aunque los dos países tienen sendas estructuras para poder
bautizarse en Betania, poco después del inicio del tramo inferior del Jordán,
cerca del Lago Tiberíades, el curso del río es mucho mayor y se ha aprovechado
una curva especialmente caudalosa para construir el macro centro de bautizos Yardenit. Quien
busque autenticidad mejor que no entre. A lo largo de un tramo del Jordán se ha
construido varias escalinatas que bajan al agua, todas ellas con sus barandas
metálicas que se adentran en el agua, para poder facilitar la entrada en el
río. Unos cambiadores permiten ponerse la túnica blanca que se alquila para
quien quiera recibir el bautismo, y si uno quiere acabar de completar su día,
dispone de restaurante y una extensa tienda donde comprar hasta el último
souvenir religioso imaginable.
Está
descartado que Jesús se hubiera bautizada en Yardenit, pero seguramente se asombraría
si descubriera en lo que hoy se ha convertido el lugar.
Este post ha sido posible gracias a la colaboración de AbrahamTours, que es el organizador de la salida organizada por el Mar de Galilea.
#AdVIsrael
Puedes escuchar algunas anécdotas del viaje por GALILEA en el programa que grabé en La Buena Tarde de RADIO ASTURIAS.
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