Cualquiera que ya la haya visitado sabrá que Venecia es
una ciudad turística. De hecho, la visita tanta gente que es uno de los
ejemplos más claros que se utilizan para explicar la masificación de los
destinos turísticos: largas colas en los museos, aumento de los precios en los
restaurantes y en las góndolas, tapones en las calles para pasar,… El turismo
puede ser incluso molesto para los vecinos o para los propios turistas que
quieren disfrutar de una ciudad de ensueño.
Si ya visitaste Venecia sabrás de lo que estoy hablando, y
si quieres visitarla, quizá te amedrente la cantidad de cosas malas sobre la
ciudad que te habrán contado.
Por ello aquí te explicamos como ver la Venecia
alternativa, aquella que está un poco alejada de los puntos más conocidos y
que te permitirá conocer una ciudad con otro ritmo más relajado y tranquilo.
QUE VER DE VENECIA ALTERNATIVA
Mercato del Pesce al Minuto
La mejor forma de acercarse al carácter de un pueblo es visitando su mercado. Venecia tiene varios mercados, pero uno de los más curiosos es el Mercado de pescado en la zona de Rialto, junto al Gran Canal. Aquí las barcas de los pescadores descargan sardinas, lenguados, calamares, cangrejos, almejas y todo tipo de pescados que se exponen en las paraditas bajo el techo porticado del edificio gótico. Al lado se encuentran las paradas de fruta y verdura con sus variedades del huerto y los jocosos tenderos que van reclamando la atención de los transeúntes con gritos y piropos.
La Casa de Marco Polo
Medio escondida entre las callejuelas cercanas al Teatro Malibran, en la Corte Seconda del Million, al lado de un estrecho canal, nadie diría que la moderna fachada oculta la casa donde nació el comerciante más conocido de Venecia, Marco Polo. En realidad, solo es la casa que se erigió en el mismo lugar, puesto que la original se quemó en 1597. Una placa marca el lugar donde nació el famoso viajero que dicen que fue el introductor de la pasta en Italia traída desde China.
La casa no se puede visitar y quien busque un museo relacionado con Marco Polo se va a quedar frustrado, puesto que no existe en Venecia. Lo que sí que queda cercana a su casa natal es una librería que lleva su nombre. Quizá ahí encontrará el lector su Libro de Maravillas que le hizo famoso.
Los leones vikingos del Arsenal
Junto a la entrada del Arsenal de Venecia, una base naval en el distrito de Castello donde se guardaban los barcos del ejército, uno puede encontrar cuatro estatuas de leones de mármol blanco. Originalmente se encontraban en el Pireo, el antiguo puerto de Atenas. En 1687, cuando los venecianos atacaron a los turcos apostados en el puerto, Francesco Morosini se los llevó como botín de guerra. Fue durante este episodio que los cañones venecianos destrozaron también parte del Partenón.
Uno de los leones, conocido como el León del Pireo, es una estatua esculpida hacia el año 360 a.C. y que desde el siglo I o II d.C. estuvo en el puerto justo sentado enfrente de una fuente, con agua que le salía de la boca medio abierta.
En el siglo XI unos soldados varegos, vikingos mercenarios de la guardia personal del Emperador de Bizancio, grabaron runas vikingas en el lomo y espalda del león. Ya cuestan de leer, pero en el siglo XVIII el diplomático sueco Johan David Åkerblad las reconoció como runas. En el siglo XIX, Carl Christian Rafn las tradujo. Hacen referencia a la revuelta griega que sofocaron los varegos y menciona a Áskell, Thorleifr, Úlfr y Horsi, que “ganaron oro en sus viajes”.
Calles solitarias de Venecia
Fuera de las calles más céntricas alrededor de la Plaza de
San Marcos, Venecia es tan grande que es fácil perderse por el intrincado
laberinto de sus callejuelas y canales. Quizá no serán tan espectaculares como
el Gran Canal, pero las calles y los canales de los barrios más periféricos de
la ciudad conservan su arquitectura tradicional, están exentas de tráfico y en
ellas uno puede sentirse que está descubriendo en solitario esa ciudad con la
que había soñado. Hay comercios que no venden únicamente souvenirs y se ven a
señoras mayores con el carrito de la compra. En los canales, las embarcaciones
útiles sustituyen a las góndolas: grúas, recogedores de basura, alguna
ambulancia,…
Plazoletas con encanto de Venecia
De tanto en tanto aparecen entre estas callejuelas
solitarias alguna plaza pequeña, normalmente abierta frente a una iglesia,
donde se respira un aire libre lejos de la estrechez de sus calles. Son sitios
para relajarse y pensar en la época en la que en Venecia se comerciaba con todo
el mundo y en estas plazuelas se encontraban los comerciantes para discutir los
precios de sus mercancías o ir a misa para agradecer el éxito de sus últimas
empresas.
Museo Civico di Storia Naturale di Venezia
Paseando por estas calles menos conocidas, uno se puede
topar con algunos museos poco visitados pero que son verdaderas joyas
escondidas. Es el caso del Museo de Historia Natural de la ciudad de Venecia,
instalado desde 1923 en un palacio cercano al Gran Canal, el Fontego dei
Turchi, construido en el siglo XIII para la familia Pesaro y que durante un
tiempo fue el local donde los comerciantes turcos hacían su negocio. Es uno de
los edificios seculares más conocidos de Venecia, pero solo a nivel fotográfico
y pasando por delante en el vaporetto. Pero poca gente lo visita.
El edificio puede ser viejo, pero el interior y la
exposición están perfectamente modernizadas. Es de especial atención la colección
de dinosaurios y otros fósiles, de preparaciones anatómicas, objetos
etnográficos, una biblioteca con más de 40.000 volúmenes y más de dos millones
de objetos y animales.
La iglesia de San Barnabás
Actualmente la iglesia de San Barnabás ya no es una
iglesia de culto a Dios, sino que se utiliza para albergar exposiciones, pero
para los cinéfilos amantes de las películas de Indiana Jones sigue siendo un
lugar de culto. Porque el exterior de esta iglesia del distrito de Dorsoduro,
en el campo de San Barnabás, tiene un papel protagonista en la película Indiana
Jones y la Última Cruzada. En su interior figura que se encuentra una
biblioteca con una “X que marca el lugar” donde está la tumba del
caballero cruzado cuyo escudo guarda la inscripción que revela donde se
encuentra el Santo Grial.
La iglesia original es de 1350, pero en 1776 se construyó la
gran fachada neoclásica.
Harry’s Bar
A pocos centenares de metros de la Plaza de San Marcos, el
famoso Harry’s Bar queda un poco escondido y pasando junto a sus puertas
y ventanas enrejadas poco hace pensar que este sea uno de los bares más famosos
del mundo. Pero en la barra del bar fundado en 1931 por Giuseppe Cipriani
bebieron hombres tan conocidos como Noel
Coward, Somerset Maughan, Charlie Chaplin, Orson Welles, Truman Capote y,
sobretodo, Ernest Hemingway, que tenía una mesa en un rincón que ocupó
cada día del invierno de 1949 a 1950. y que menciona en varias de sus novelas.
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