En
este post descubrirás quienes son los Tártaros
de Polonia y sabrás como esta etnia procedente de oriente mantiene aún sus
tradiciones y su religión islámica
entre la mayoría católica del país.
La
mayor parte de los 38 millones de habitantes de Polonia son practicantes de la
religión católica (de hecho veneran a Juan Pablo II, el papa de origen polaco),
pero entre las religiones minoritarias se encuentran principalmente los ortodoxos
y los judíos. Y aunque reducido a menos
de cinco mil personas y alejados hasta la frontera Este con Bielorusia, también
un pequeño grupo de musulmanes de la etnia Tártara.
¿Quiénes son los Tártaros de Polonia?
En el
siglo XIV, Vitautas el Grande, Gran Duque de Lituania, cuyo territorio se extendía por lo que hoy es el este y
norte de Polonia, invitó a un grupo de tártaros a instalarse en esta tierras de
grandes bosques y campos para asentarse y ejercer de fuerza de choque contra
invasiones vecinas. Se conocen como los Tártaros de Lipka, y siguen habitando
las regiones de Lituania, Bielorusia y Polonia en la que se asentaron.
Descendían de los ejércitos de Genghis Khan diseminados por Europa, y el
tártaro es aún una lengua de origen turca hablado por esta minoría.
Además
de su lengua también conservan su otra característica identitaria: su religión
musulmana.
Los tártaros de Kruszyniany
En Kruszyniany,
un minúsculo pueblo al Este de Polonia, muy cerca de la frontera con
Bielorusia, el paisaje es de extensiones onduladas de campos cultivados. Aquí
la población vive principalmente de la agricultura y trabaja toda la semana en
el campo, y llegado el día de culto, descansan.
Pero a diferencia de sus
vecinos cristianos que van a misa el domingo, aquí los tártaros de
Kruszyniany descansan los viernes para ir a la pequeña mezquita del pueblo.
Sus antepasados llegaron aquí hace trescientos años, invitados por el rey Juan
III Sobieski después que los Tártaros le salvaran la vida en la batalla de
Párkány en 1683. Los primeros tártaros en llegar fueron los soldados del
coronel Samuel Murza-Krzeczowski, uno de sus guerreros más apreciados, un héroe
para ellos. No queda nada de esa época, pero los campesinos aún pueden indicar
donde estaba la granja del coronel.
La mezquita de Kruszyniany
La
mezquita de Kruszyniany se remonta a mitad del siglo XVIII aunque fue renovada
en 1846. Es un edificio de madera pintada de verde, con dos estrechas torres
que se elevan en uno de los flancos, y si no fuera por las medias lunas doradas que las coronan sería difícil diferenciarla de las iglesias típicas de la zona
de Bialystok.
Durante
la Segunda Guerra Mundial fue impactada por una bomba que no llegó a explotar,
e incluso sirvió como hospital de campaña alemán (que había invadido Polonia)
durante un tiempo. Fue entonces que se llevaron parte de los tesoros y ajuares
de la mezquita, y ahora su interior, aunque alfombrado y con algunas
decoraciones en las paredes, aparece bastante vacío. La mezquita tiene dos
entradas: una para los hombres y otra para las mujeres, que tienen una zona
delimitada para ellas.
Los tártaros polacos son musulmanes, y siguen su credo con la misma fe que los cristianos o judíos polacos. Y lo más significativo de todo ello es que su religión no les hace sentirse segregados de sus compatriotas. Por encima de todo, son polacos.
Los tártaros polacos son musulmanes, y siguen su credo con la misma fe que los cristianos o judíos polacos. Y lo más significativo de todo ello es que su religión no les hace sentirse segregados de sus compatriotas. Por encima de todo, son polacos.
Fue
esta fidelidad a su patria nueva la que hizo que, por ejemplo, cuando los
turcos invadieron Austria y sitiaron Viena, los tártaros lipka se encontraban
entre los ejércitos cristianos que derrotaron a los otomanes musulmanes. Desde
que Vitautas el Grande los llamó para poblar sus tierras, los tártaros,
excelentes jinetes y soldados aguerridos han participado en todas las guerras
de Polonia y algunas extranjeras con unidades especiales de caballería.
Cerca
de aquí, otra población mantiene una de las mezquitas más viejas de Polonia, la
de Bohoniki.
El cementerio musulmán de Kruszyniany
A
apenas 100 metros de la mezquita, en un pequeño monte arenoso cubierto de
árboles, se encuentra, vallado por un muro de grandes piedras, el cementerio
musulmán (mizar) de la comunidad. La lápida más vieja (que ya casi con las
inscripciones borradas por el paso de los años parece una simple piedra) es de
1744. Los textos están escritos en árabe, polaco o ruso en alfabeto árabe (e
incluso algunas en cirílico ruso), y muchas de ellas tienen inscripciones de
fragmentos del Corán. La mayoría de las tumbas son viejas, y las nuevas son de
gente mayor que murió de viejo.
El futuro de los tártaros
Es la
reducida población de tártaros y su extremada minoría frente a los polacos
cristianos que puede hacer peligrar la subsistencia de esta etnia. Los jóvenes,
que van a estudiar a las principales ciudades del país, pierden también su fe y
sus tradiciones, por lo que muchos de ellos no regresan a sus pueblos y acaban
quedándose a vivir en las ciudades cristianas, incluso formando familias de
credo mixto en las que el cristianismo acaba imponiéndose aunque sea por
comodidad.
En la
población de Białystok, la capital de la zona de Podlasie, se encuentra
el Museo de Białystok que contiene algunas piezas tártaras (unas 70),
coleccionadas por Maciej Konopacki, uno de los tártaros que empezó a recuperar
las tradiciones. Białystok es también donde se encuentra la mayor población
tártara de Polonia, y donde se encuentra la Unión Religiosa Musulmana, el
organismo que los agrupa en el País, además de que en la ciudad también se
encuentra el Centro Islámico,
un edificio moderno construido con ayudas de otras naciones musulmanas.
Antes
de que desaparezca su cultura, en Kruszyniany los vecinos se han
propuesto recuperar el orgullo tártaro. La mezquita, aunque no sea usada para
la plegaria ni exista ya un imam que los sermonee el viernes, es un museo
abierto a todos los visitantes que llegan con la curiosidad de conocer a los
últimos tártaros de Polonia.
Restaurante y museo tártaro
Los
visitantes de Kruszyniany hambrientos pueden degustar platos tradicionales tártaros en el restaurante Tatarska Jurta,
un complejo de restauración que incorpora desde hace poco un museo tártaro en
el que se exhiben unos cuantos vestidos, alcoranes y otras reliquias del pasado
tártaro del pueblo y de los Bogdanowicz, la familia propietaria del
restaurante. Los platos más tradicionales a probar son los Kartoflaniki (una especie de empanadillas de carne) y la Babka
ziemniaczana (un pastel de carne y verduras).
Una decoración interior de madera bien cuidada da idea de cómo son las granjas tradicionales tártaras, y para los que quieran evocar los orígenes nómadas de los tártaros, afuera, delante de los establos, se encuentra una yurta tradicional tártara como las que se usan todavía en Mongolia.
Una decoración interior de madera bien cuidada da idea de cómo son las granjas tradicionales tártaras, y para los que quieran evocar los orígenes nómadas de los tártaros, afuera, delante de los establos, se encuentra una yurta tradicional tártara como las que se usan todavía en Mongolia.
El
museo, que poco a poco crecerá, será el punto dinamizador de la cultura, con la
realización de charlas sobre los tártaros, demostraciones de tiro al arco y
caballería e incluso conciertos de música tradicional. Esperemos que la cultura
tradicional tártara y especialmente su religión se mantengan aún, puesto que
desde el siglo XIV son la prueba fehaciente de que en Europa islam y cristianismo pueden vivir juntos sin problema.
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