Con más de 7000 km de senderos y caminos disponibles para recorrerlos tranquilamente, es una gozada viajar por Valonia en bici. A lo largo de tres posts iremos conociendo un poco más sobre esta región de Bélgica a través de tres itinerarios diferentes.
Empezamos por el primero:
De NAMUR a DINANT junto al río MOSA
Ahí
donde confluyen dos de los ríos más grandes de Bélgica, el Sambre y el Mosa,
los celtas construyeron un asentamiento que inició la vida en Namur. Con la
llegada de Julio César la ciudad empezó a crecer y se fortificó el punto más
alto de la ciudad en forma de una ciudadela que a lo largo de los siglos ha
visto varios asedios y ataques. Será el punto de arranque de un recorrido que a
lo largo de la margen izquierda del río Mosa lleva hasta la ciudad de Dinant.
Varias
esclusas que se utilizan para controlar el nivel del río van marcando el
camino, segmentando el ancho curso con compuertas que tienen que superar los
barcos que navegan en él. Hacia la mitad del recorrido se llega a Wépion, donde
se encuentra el curioso Museo de la Fresa, un espacio destinado a explicar el
cultivo de este fruto, uno de los preponderantes de la región. La pequeña
tienda del museo ofrece la posibilidad de comprar todo tipo de productos
derivados de la fresa, desde licores y jugos hasta mermeladas.
Castillos y jardines
El
pueblo junto a Wépion se llama Fô, y desde su riba del río se ve una de las
mejores estampas del recorrido, la del Castillo de Dave. Construido en el siglo
XVIII por los Duques de Fernán Núñez, descendientes de españoles ennoblecidos
por el rey Felipe IV de España aún es habitado por la familia, aunque pasan
largas temporadas en España.
Las
curvas del río, remansos de paz en medio de la naturaleza, se ven dinamizadas
de tanto en tanto por alguno de los juegos acuáticos que se pueden practicar
aquí: desde circuitos en canoa y kayak hasta esquí acuático. Muchas de las
casas que dan al río tienen embarcadero para poder echar una barca y navegar
por el curso del río.
Donde
sí se mantiene siempre la tranquilidad es en los Jardines de Annevoie, una
serie de charcas, piscinas y fuentes rodeadas de un jardín creado en el siglo
XVIII por la familia de Montpellier.
En el jardín los estilos franceses, ingleses e italianos se mezclan alrededor
del castillo del siglo XVII creando una de las atracciones locales más
visitadas.
El valle del Mosa pasa junto al peñasco de Poilvache, casi cortado a pico, y al borde del cual se observan ruinas de la antigua fortaleza que dominaba el valle desde su cima y que fue destruida en el siglo XV. Sus ruinas recuerdan la riqueza histórica de este valle y el continuo ir y venir a lo largo del río no solo de mercaderes, sino también de tropas.
El valle del Mosa pasa junto al peñasco de Poilvache, casi cortado a pico, y al borde del cual se observan ruinas de la antigua fortaleza que dominaba el valle desde su cima y que fue destruida en el siglo XV. Sus ruinas recuerdan la riqueza histórica de este valle y el continuo ir y venir a lo largo del río no solo de mercaderes, sino también de tropas.
Espléndida Dinant
Donde
la historia y el paisaje se juntan más armoniosamente es al final del
recorrido, en la localidad de Dinant. Un peñasco de más de cien metros de
altura domina el centro de la ciudad, delante del puente principal, y junto a
este se alza la majestuosa Colegiata de Notre-Dame, un espléndido edificio
gótico del siglo XIII al que se añadió la característica cúpula en forma de
pera del campanario central en el siglo XVI.
Durante la Primera Guerra Mundial fue muy dañada por los bombardeos alemanes, como el resto de la población, y en los que también quedó herido un soldado que años después se convertiría en General y en Presidente de la República Francesa: Charles de Gaulle. Un cartel y una estatua conmemoran el incidente junto al puente, que lleva su nombre.
Durante la Primera Guerra Mundial fue muy dañada por los bombardeos alemanes, como el resto de la población, y en los que también quedó herido un soldado que años después se convertiría en General y en Presidente de la República Francesa: Charles de Gaulle. Un cartel y una estatua conmemoran el incidente junto al puente, que lleva su nombre.
La
ciudad de Dinant también es conocida por otro personaje, Adolphe Sax, que nació
aquí en 1814. A él se le debe el perfeccionamiento en la construcción de varios
instrumentos y en particular la invención del saxofón en 1846. En el número 37
de la Rue Sax se encuentra el Centro de Interpretación de la vida de este
inventor musical, la Maison de Monsieur Sax. Además, cada cuatro años se
celebra en la ciudad el concurso internacional de saxofonistas Adolphe Sax, uno
de los más prestigiosos del mundo. Es fácil ver que aquí el saxofón es un
símbolo de la ciudad que busca la internacionalidad: el puente de Charles de
Gaulle, además de contener astas con varias banderas, está decorado con una
docena de grandes saxofones de plástico que varios pintores han ilustrado con
referencias a su país.
Quizá las piernas no
aguanten ya más esfuerzos, pero antes que se ponga el sol hay que subir a lo
alto del peñasco, por encima del campanario de la Colegiata. Desde ahí, las
vistas de Dinant, con el cielo apagándose y las luces de las calles
encendiéndose y reflejándose en el río Mosa, son espectaculares. Quizá de lo mejor de Valonia en bici. ¿Te gustó el post sobre VALONIA EN BICI? Entonces no te pierdas el siguiente recorrido: el próximo 16 de agosto aquí, en Apunts de Viatge.
Post creado con la colaboración de TBnet España y la Oficina de Turismo de Bélgica: Bruselas y Valonia www.belgica-turismo.es
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