28 mar 2016

PIC DU MIDI DE BIGORRE, EL BALCON DE LOS PIRINEOS

Antes de llegar al pequeño pueblo de Cieutat, en el Departamento de Hautes-Pyrénées del Sur de Francia, la estrecha carretera atraviesa un paisaje de suaves y redondeados montes que finaliza con una gran extensión de campos de trigo. En primavera el color verde es aquí omnipresente y cubre los alrededores en una especie de manto aterciopelado. La alta iglesia de Saint-Barthélemy se distingue recortándose contra el cielo del horizonte y se eleva más alta que alguno de los cipreses y robles que decoran el paisaje. Pero algo más alto atrae la mirada del visitante. Detrás del perfil de casas de lo que en la edad media fue la capital de Bigorre, se eleva la muralla de montañas de los Pirineos: alta, rocosa y cubierta de nieve. El muro de montes se levanta en el horizonte como una línea recta desde el Este al Oeste.
Y de todos los picos que se distinguen desde aquí, uno llama la atención por la gran antena de televisión que lo corona. Es el Pic du Midi de Bigorre, el balcón de los Pirineos. Ahí es donde vamos.
La carretera se acerca a la cordillera y desciende hasta Bagnères-de-Bigorre, una ciudad de origen romano que cuenta con dos centros termales que aprovechan las 38 fuentes del lugar. Estas termas las aprovechan especialmente los esquiadores que regresan a la ciudad después de pasar el día en las pistas de La Mongie, una de las estaciones del Dominio de Tourmalet que, compartido por las comunas de  Campan, Barèges, Sers y Betpouey es el más grande esquiable de los Pirineos franceses y se extiende a un lado y otro del Cuello de Tourmalet, al final del valle, que también tiene claras reminiscencias a otro gran deporte, el ciclismo, puesto que es una de las etapas clave del Tour de France anual.
La Mongie se encuentra a los pies del Pic du Midi de Bigorre, y para acceder a él se utiliza un teleférico que sale desde la misma estación de esquí, una alternativa mucho más cómoda que el subir a pie o a caballo como se hacía desde 1858.
La visita a la cima del pico es costosa (36 euros por persona), puesto que el teleférico en realidad tiene dos tramos diferenciados: el primero desde La Mongie (1785m) hasta el pico de Taoulet (2.341m) y el segundo desde éste hasta el Pic du Midi (2872m). El teleférico existe desde los años 60 y actualmente no solo sirve para llevar a los visitantes hasta la cima, sino que en invierno también sube a esquiadores fuera pista que descienden las lomas del Pic du Midi desde lo alto en uno de los descensos más interesantes de los Pirineos.
Después de 15 minutos de subida se llega a la cima del Pic du Midi, y aquí es donde uno no solo se maravilla de las vistas (que abarcan los picos más altos de la cordillera, desde el Aneto hasta el Vignemale), sino también de la técnica y la habilidad de los científicos que construyeron todo un observatorio astronómico y meteorológico aquí arriba.
Desde el siglo XVIII la relativa facilidad con la que se podía subir a la cima (incluso a caballo o en silla humana) así como el gran tamaño de la plataforma en la cima, lo hicieron idóneo para las observaciones astronómicas, y François de Plantade fue el primero que lo hizo estudiando la corona solar durante un eclipse. Con el tiempo, subirían otros científicos para realizar observaciones barométricas y a partir de 1875 empezarían las obras de nivelación de la cima para construir el primer observatorio, que entró en funcionamiento en 1882. Para ello se tuvo que llevar todos los materiales a pie o a caballo, con algunos de los porteadores que realizaron más de 5.000 ascensiones a la cima.
En el Museo del Pic du Midi puede verse la evolución del observatorio con fotos en blanco y negro de la época. En 1907 se instaló el primer telescopio, con una lente de 50 cm de diámetro que era una de las mayores de la época, con el cual se pudo estudiar la superficie de Marte y desmentir que existieran canales.
Con el tiempo, se instalaron hasta una decena de telescopios en varias cúpulas especialmente construidas, y algunos de los telescopios tuvieron gran importancia dentro del conocimiento de nuestro espacio. En 1963, la NASA regaló al observatorio un telescopio con una lente de 1 metro de diámetro para poder observar la superficie lunar. Las fotografías que se hicieron desde el Pic du Midi con este telescopio fueron las de mayor resolución conseguidas hasta entonces, y con ellas la NASA hizo un mapa topográfico de la luna que sirvió para conocer el sitio donde alunizaría la nave de la misión Apolo.
El mayor de los telescopios (de 2 metros de diámetro) es el Bernard-Lyot, que desde 1980 está capturando imágenes que nos ayuden a entender nuestro universo.
Pero en la cima del Pic du Midi no todo es montaña o ciencia. También se puede combinar con una buena gastronomía, ya que el restaurante del complejo sirve estupendos platos hechos con ingredientes locales como el Velouté de haricots tarbais et sa poitrine croquante o el Civet de filet de Canette aux Myrtilles. Las excelentes recetas del Chef Marc Berger se degustan mejor con un poco de vino de Madiran, pero lo que las hace auténticamente inmejorables es que, mientras uno se va llenando el estómago, la vista se llena del espléndido paisaje de montañas nevadas que se divisa al otro lado de la galería junto al restaurante…  

Para saber más:
www.picdumidi.org

Puedes escuchar algunas anécdotas de la subida al PIC DU MIDI en el programa que grabé en La Buena Tarde de RADIO ASTURIAS.
LA_MALETA_LA_BUENA_TARDE_-_RTPA_-_PICduMIDI.mp3

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