Antes de llegar al pequeño pueblo de Cieutat, en el Departamento de
Hautes-Pyrénées del Sur de Francia,
la estrecha carretera atraviesa un paisaje de suaves y redondeados montes que
finaliza con una gran extensión de campos de trigo. En primavera el color verde
es aquí omnipresente y cubre los alrededores en una especie de manto
aterciopelado. La alta iglesia de Saint-Barthélemy se distingue recortándose
contra el cielo del horizonte y se eleva más alta que alguno de los cipreses y
robles que decoran el paisaje. Pero algo más alto atrae la mirada del
visitante. Detrás del perfil de casas de lo que en la edad media fue la capital
de Bigorre, se eleva la muralla de
montañas de los Pirineos: alta, rocosa y cubierta de nieve. El muro de montes
se levanta en el horizonte como una línea recta desde el Este al Oeste.
Y de todos los picos que se distinguen desde
aquí, uno llama la atención por la gran antena de televisión que lo corona. Es
el Pic du Midi de Bigorre, el balcón
de los Pirineos. Ahí es donde vamos.
La carretera se acerca a la cordillera y
desciende hasta Bagnères-de-Bigorre,
una ciudad de origen romano que cuenta con dos centros termales que aprovechan
las 38 fuentes del lugar. Estas termas las aprovechan especialmente los
esquiadores que regresan a la ciudad después de pasar el día en las pistas de La Mongie, una de las
estaciones del Dominio de Tourmalet que, compartido por las comunas de Campan, Barèges, Sers y Betpouey es el más
grande esquiable de los Pirineos franceses y se extiende a un lado y otro del Cuello de Tourmalet, al final del
valle, que también tiene claras reminiscencias a otro gran deporte, el
ciclismo, puesto que es una de las etapas clave del Tour de France anual.
La Mongie se encuentra a los pies del Pic du Midi de Bigorre, y para acceder
a él se utiliza un teleférico que sale desde la misma estación de esquí, una
alternativa mucho más cómoda que el subir a pie o a caballo como se hacía desde
1858.
La visita a la cima del pico es costosa (36
euros por persona), puesto que el teleférico en realidad tiene dos tramos
diferenciados: el primero desde La
Mongie (1785m) hasta el pico de Taoulet
(2.341m) y el segundo desde éste hasta el Pic
du Midi (2872m). El teleférico
existe desde los años 60 y actualmente no solo sirve para llevar a los
visitantes hasta la cima, sino que en invierno también sube a esquiadores fuera
pista que descienden las lomas del Pic du Midi desde lo alto en uno de los
descensos más interesantes de los Pirineos.
Después de 15 minutos de subida se llega a la
cima del Pic du Midi, y aquí es donde uno no solo se maravilla de las vistas
(que abarcan los picos más altos de la cordillera, desde el Aneto hasta el
Vignemale), sino también de la técnica y la habilidad de los científicos que
construyeron todo un observatorio astronómico y meteorológico aquí arriba.
Desde el siglo XVIII la relativa facilidad
con la que se podía subir a la cima (incluso a caballo o en silla humana) así
como el gran tamaño de la plataforma en la cima, lo hicieron idóneo para las
observaciones astronómicas, y François de Plantade fue el primero que lo hizo estudiando
la corona solar durante un eclipse. Con el tiempo, subirían otros científicos
para realizar observaciones barométricas y a partir de 1875 empezarían las
obras de nivelación de la cima para construir el primer observatorio, que entró
en funcionamiento en 1882. Para ello se tuvo que llevar todos los materiales a
pie o a caballo, con algunos de los porteadores que realizaron más de 5.000
ascensiones a la cima.
En el Museo
del Pic du Midi puede verse la evolución del observatorio con fotos en
blanco y negro de la época. En 1907 se instaló el primer telescopio, con una
lente de 50 cm de diámetro que era una de las mayores de la época, con el cual se pudo estudiar la superficie de Marte y
desmentir que existieran canales.
Con el tiempo, se instalaron hasta una decena
de telescopios en varias cúpulas especialmente construidas, y algunos de los
telescopios tuvieron gran importancia dentro del conocimiento de nuestro
espacio. En 1963, la NASA regaló al observatorio un telescopio con una lente de
1 metro de diámetro para poder observar la superficie lunar. Las fotografías
que se hicieron desde el Pic du Midi con este telescopio fueron las de mayor
resolución conseguidas hasta entonces, y con ellas la NASA hizo un mapa
topográfico de la luna que sirvió para
conocer el sitio donde alunizaría la nave de la misión Apolo.
El mayor de los telescopios (de 2 metros de diámetro)
es el Bernard-Lyot, que desde 1980 está capturando imágenes que nos ayuden a
entender nuestro universo.
Pero en la cima del Pic du Midi no todo es
montaña o ciencia. También se puede combinar con una buena gastronomía, ya que
el restaurante del complejo sirve estupendos platos hechos con ingredientes
locales como el Velouté de haricots
tarbais et sa poitrine croquante o el Civet de filet de Canette aux Myrtilles. Las excelentes
recetas del Chef Marc Berger se
degustan mejor con un poco de vino de Madiran, pero lo que las hace
auténticamente inmejorables es que, mientras uno se va llenando el estómago, la
vista se llena del espléndido paisaje de montañas nevadas que se divisa al otro
lado de la galería junto al restaurante…
Para saber más:
www.picdumidi.org
Puedes escuchar algunas anécdotas de la subida al PIC DU MIDI en el programa que grabé en La Buena Tarde de RADIO ASTURIAS.
LA_MALETA_LA_BUENA_TARDE_-_RTPA_-_PICduMIDI.mp3
LA_MALETA_LA_BUENA_TARDE_-_RTPA_-_PICduMIDI.mp3
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