El
lunes pasado tuvo lugar en les Cotxeres
de Sants de
Barcelona un emotivo homenaje a uno de los cantantes más entrañables de México,
Chava Flores.
Salvador
Flores Rivera nació en la Ciudad de México en 1920, y a la muerte de su padre, cuando él tenía
trece años, tuvo que empezar a trabajar en todo tipo de oficios: costurero,
cobrador, vendedor, administrador en ferretería,… Tuvo una camisería y una salchichonería,
pero las tuvo que cerrar. Fue mientras trabajaba en una imprenta cuando entró
en contacto con la canción: en 1949 se le ocurrió imprimir unos cuadernos
llamador “Álbum de Oro de la canción”, en los que plasmaría las canciones de
México más famosas. El aumento del coste del papel canceló el proyecto a los
cuatro años de empezar, pero consiguió con ellos plasmar uno de los mejores
cancioneros nacionales.
A raíz de la publicación, entra en
contacto con artistas compositores e intérpretes, que le acaban de hacer salir
su propia vena artística.
Empieza a componer y cantar sus propias canciones. Empieza en 1952 con “Dos
horas de balazos” y “La tertulia”, y a partir de éstas empieza a ganar fama y
notoriedad no sólo en México y Latino América, sino también en Estados Unidos.
A
Chava Flores se le conoce como el
cronista musical de la Ciudad de México, puesto que en sus casi 300
canciones consigue captar la esencia de la vida en la capital. Sus múltiples
oficios de joven le ayudaron a imbuirse de una serie de anécdotas (propias o
ajenas) que al plasmarla en sus canciones darían no sólo un toque divertido
sino también costumbrista a sus composiciones.
No
sólo cantaba, sino que también sus canciones eran interpretadas por grandes
cantantes. Por ejemplo Pedro Infante
cantó varias de sus canciones, como “La Tertulia” o “Peso sobre peso” en alguna
de sus películas. Y el mismo Chava fue actor en varias películas.
Murió
en 1987, a los pocos años de haber dejado la capital para vivir en Michoacán.
Y
hasta hoy no había recibido quizá un reconocimiento formal en Europa hacia su
labor de retrato de la sociedad mexicana. Así, el homenaje que Mexcat hizo a Chava Flores se
circunscribe en la voluntad de querer reconocer el esfuerzo que hizo el
cantante para plasmar en composiciones musicales la vida y la esencia del
mexicano.
Su esposa,
Rosalinda Maceda, fue la encargada
de recordar la figura de Chava Flores en Barcelona. Se casó con él a los 17
años, cuando Chava contaba con 29 años más que ella, y conserva de él no sólo
el legado y la memoria, sino incluso parte del arte, como demostró al cantar un
par de canciones acompañada en la guitarra por Roberto Aguilar, y
después un trío con Aguilar y Josep Pérez Abuyé, el Charro
Catalán.
Comentó
Rosalinda Maceda sobre su marido que Chava Flores siempre decía que había dos
clases de mexicanos, los de clase alta y los de clase baja, y éstos últimos
entre pobres y miserables. A él le tocó pasar por las tres clases, así que
tenía anécdotas de todas ellas para completar el cuadro de la vida mexicana.
Como él mismo decía, no se puede describir México si no se conoce y no se ama,
y Chava Flores lo amó con pasión, así que lo pudo describir a la perfección. Fue
sin duda un pintor musical de un lienzo variopinto, para el que solía utilizar
como nadie el albur, el juego de
palabras con doble sentido que tiene tanta aceptación entre los mexicanos. Y lo
hacía con tanta sutilidad que canciones como la que sigue, Tomando té, casi podría pasar por una canción de salón de té, pero
al captar realmente el sentido de las palabras seguramente todas las damas de
la sala se desmayarían. De todas formas, Chava Flores consideraba que las
mujeres mexicanas solían captar mucho mejor el doble significado. Según su
esposa, Chava Flores no podía dejar de mostrar cómo hablaba el mexicano,
especialmente el caballero, y si éste no lo entendía, entonces la dama se lo
podía explicar, que estaba más enterada:
Durante
el homenaje actuó también la cuentacuentos Martha Escudero, con un cuento de
los Retablos Mexicano de Norma Román Calvo.
Y
terminó la velada con un homenaje
especial a quien fue el instigador y organizador del acto, el gran (en
todos los aspectos) Luis Morales,
hombre polifacético y director de UMB RADIO, a quien le fue entregado un diploma de reconocimiento por parte
de Mexcat por la aportación a la
difusión de la cultura mexicana en todos sus aspectos desde hace años. Un
merecido homenaje también a su esfuerzo y empeño por hacer llegar la cultura
mexicana fuera de sus fronteras.
Después del homenaje, se inauguró el Altar de Muertos preparado en honor a Chava Flores y a La Llorona, el más grande de Europa.
Después del homenaje, se inauguró el Altar de Muertos preparado en honor a Chava Flores y a La Llorona, el más grande de Europa.
La música y la letra de las canciones de Chava Flores han pasado ya a ser parte de la historia de
México, y hay pocos mexicanos que no se sepan alguna de las más famosas: Llegaron los gorrones, ¿A qué le tiras
cuando sueñas mexicano?, La tienda de mi pueblo, Mi México de ayer,... A lo
mejor no sabrán que era de Chava Flores, pero sin duda reconocerán sus
estrofas.
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