A ambas ribas del río Danubio, la ciudad de Budapest está considerada una
de las capitales más bellas de Europa. Sus palacios imperiales, las grandes
residencias modernistas, las orillas del Danubio y sus largos puentes, los
tranvías amarillos que circulan por sus anchas calles adoquinadas,… la
convierten en una ciudad fascinante para el visitante ávido de pasearse por la
historia del centro de Europa.
Pero si por algo destaca Budapest es por la gran cantidad de baños termales que tiene. Con 123
fuentes naturales y pozos que salen de debajo la tierra entre 21 y 76ºC, desde
1934 Budapest es conocida como la
capital mundial de las aguas medicinales.
Cada día más de setenta millones de litros de aguas termales llenan los
trece baños públicos repartidos por la ciudad. Miles de ciudadanos los visitan
a diario para relajarse, socializarse e incluso tratar algunas enfermedades
como el reuma.
Los visitantes de la ciudad también pueden gozar de los baños, pero cada
cual tiene sus propias normas que hay que cumplir.
Recomendamos aquí a dos de ellos:
Baños Rudas
Los Baños Rudas ocupan el mismo edificio desde el
siglo XVI, y por lo tanto son originarios de la época en que los turcos
dominaron Hungría. Aunque se cree que la afición por las aguas termales
proviene de los romanos, sin duda la llegada de los turcos supuso un aumento en
el uso de los mismos y la introducción de algunas particularidades, como los
baños de vapor perfumados.
Por lo demás, las instalaciones para cambiarse son modernas y se abren con
una pulsera con chip que se facilita al visitante. Hay que tener en cuenta que
ciertos días de la semana son sólo para hombres, y otros (los martes) sólo para
mujeres. En fin de semana la entrada es mixta.
Hay varias piscinas más o menos grandes según la temperatura del agua, a
28, 30, 33 y 42ºC, y se pueden ir combinando entre ellas o con la bañera fría,
a sólo 16ºC.
Cuando se quiera disfrutar del relax absoluto (hay gente que hasta se baña
leyendo un libro) lo mejor es entrar en la piscina central, de forma octagonal,
rodeada de columnas que sustentan una cúpula con pequeñas aperturas tapadas con
vidrios de colores: los rayos de luz penetran así en la penumbra de la sala
bailando sobre las aguas calientes de la piscina y le dan al ambiente ese aire
de exotismo oriental que convierten la experiencia en algo único.
Baños Szécheny
Los Baños Szécheny son la versión lujosa de los baños
de Budapest. Por de pronto, su entorno es el de un palacio construido a
propósito entre 1909 y 1913. Reformas posteriores lo fueron añadiendo alas y
piscinas y hoy en día es el balneario más grande de Europa.
Sus 18 piscinas están construidas entre paredes de mármol, y su agua entre
18 y 38ºC aseguran que seguro que encontraremos la que tenga nuestra
temperatura deseada. Incluso hay tres piscinas exteriores que permiten acceder
al aire libre incluso en los crudos inviernos húngaros. Una de ellas tiene
dimensiones olímpicas y no es raro ver a algún nadador entrenándose. Las otras
son más pequeñas, pero tienen la altura adecuada para que los bañistas puedan
quedarse de pie conversando unos con otros. Aquí en Budapest los baños cumplen
la función de centros de recreo donde se encuentra uno con sus amigos o
parientes. Incluso hay un par de mesas en el agua que sirven para montar una
partida de ajedrez acuático…
Y es que aquí, en Budapest, los baños no son sólo para limpiarse. Aquí, en la capital de Europa de
las aguas termales, como en las antiguas termas romanas, el agua es la excusa
para encontrarse y conversar.
Si estás interesado en
conocer un poco más sobre Hungría,
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Si te gusta la radio quizá quieras
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que grabamos en el programa LA
BUENA TARDE de RPA:
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